El Ayuntamiento es la administración y gobierno local que está más cerca de la ciudadanía y el municipio el espacio básico de desarrollo de la democracia porque es en este espacio donde lo público se hermana con lo comunitario. Nuestra Constitución reconoce la autonomía municipal, y establece que los Ayuntamientos no son solo administración, sino también gobierno. El municipio es un espacio de oportunidad democrática, un cauce privilegiado de participación de la ciudadanía y de sus asociaciones y colectivos, y sus gestores tienen la obligación de potenciar los mecanismos de participación vecinal. La máxima aspiración de un gobierno local debe ser que todas las personas que viven en el municipio puedan desarrollarse en igualdad de condiciones y derechos y disponer todos los mecanismos para una mejor aplicación del Estado del Bienestar, incrementando los niveles de prestación social de sus vecinos, generando oportunidades de empleo y favoreciendo la auto organización vecinal y comunitaria. El municipio debe estar al servicio de que todos sus ciudadanos, mujeres, hombres, niñas, niños, mayores, personas con otras capacidades, gocen de los mismos derechos sin discriminación de ningún tipo.
Las desigualdades entre las personas se dan desde el inicio de la vida. En la condición del sexo/género se asientan las desigualdades que, acumulándose, arrojan en todos los países del mundo datos de discriminación e injusticia contra las mujeres. Por eso la igualdad entre mujeres y hombres en democracia debe constituir el principio rector sobre cualquier otro en las actuaciones de las administraciones públicas y de forma particular en los municipios.
La igualdad no es una ideología, es un principio que debe ser materializado por los representantes públicos y el Ayuntamiento es la herramienta fundamental para erradicar las desigualdades implementando políticas transversales con planes y actuaciones concretas y eficaces en exigente colaboración con otras administraciones públicas y plataformas sociales. El ámbito municipal es, por excelencia, en el que se van a desarrollar las nuevas formas de economía colaborativa, social y solidaria, y donde nuevas formas de economía van a florecer, y la igualdad debe ser el principio transversal de este desarrollo y de los desafíos que tenemos que asumir como municipio europeo del siglo XXI.
¿Qué pasa en el municipio de Almería que es una de las ciudades españolas con las mayores desigualdades entre las personas y entre sus barrios? Pasa que no hay una buena dirección y las consecuencias son claras: una ciudad con un serio problema de desempleo porque su gobierno local no ha sido capaz de desarrollarla ni de crear riqueza; una ciudad que está desconectada entre sí y desconectada del mundo sin situarse en el lugar que le corresponde, porque no se han sabido establecer lazos de conexión comerciales ni culturales; una ciudad en la que se actúa por impulsos, sin un plan previo global, donde las acciones y las inversiones son puntuales sin una dirección clara, hoy se arregla un parque o se peatonaliza una calle, mañana se inaugura un edificio para la cultura, pasado se abre otro museo más, y así sucesivamente con actuaciones desconectadas entre sí, desconectadas de las necesidades y expectativas reales de los ciudadanos y de los barrios.
Cuando no se invierte en cohesión y en desarrollo el resultado final es la desigualdad entre las personas de una misma ciudad. Si echamos un vistazo a las oportunidades vitales de la gente de Almería, vemos con claridad que una persona que vive en El Puche no tiene ni de lejos las mismas oportunidades que una persona que vive en Oliveros, el acceso al empleo no es el mismo, como el acceso a la cultura, la limpieza de sus calles, el mantenimiento de sus parques, las condiciones medioambientales, los servicios educativos y sociales no son los mismos y eso los convierte en ciudadanos de segunda clase, porque esto no tiene que ver con clases sociales ni con patrimonios familiares, sino con la igualdad de oportunidades y derechos que el municipio como administración y gobierno local tiene la obligación de desarrollar para todos sus ciudadanos.
Todas las personas debemos tener las mismas oportunidades y ese objetivo debe ser el eje central del desarrollo de una ciudad. Ese es el gran problema de Almería, que no existe un proyecto de ciudad que desarrolle y cohesione a su gente, ni a sus barrios en igualdad y tampoco que la conecte al mundo del Siglo XXI, desaprovechando las grandes oportunidades que, como señalamos en nuestro proyecto de “Almería, Puerta del Mediterráneo”, tenemos como ciudad portuaria, comercial, turística y con un rico patrimonio histórico-artístico.
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Adriana Valverde