¿Cuánto puede costar un gesto?

Conviene tener mucho cuidado a quien se elige para los diferentes gobiernos, porque de las decisiones que esas personas acaben tomando puede depender algo tan cercano como nuestro empleo, el modo de pagar la hipoteca, el colegio de los niños o las facturas de la compra semanal. Escribo estas líneas pensando en los trabajadores de los astilleros Navantia y en las numerosas empresas auxiliares de una zona tan sensible al desempleo como Cádiz, que esperan con inquietud las consecuencias de la decisión del gobierno socialista de Pedro Sánchez de retirar a la fragata española ‘Méndez Núñez’ del grupo de combate en el que participaba como escolta de un portaaviones norteamericano en el Golfo Pérsico. La decisión, tomada al abrigo de ese espíritu teletúbico y flower-power que inauguró Zapatero definiendo al Ejército Español como “pacifista”, ha sido muy bien acogida por los que se ponen intensos con el discurso del Viva la Gente y con la discografía completa -menudo mérito- de Joan Baez. Lo que pasa es que la fragata iba, además de en misión de escolta, en viaje comercial, porque se trataba de enseñar en vivo las prestaciones de un modelo de última generación fabricado en España,  y por el que se había interesado muy seriamente a la U.S Navy, que contemplaba la posibilidad de encargar veinte unidades iguales. ¿Saben ustedes lo que en términos de empleo y creación de oportunidades supone un contrato de veinte fragatas para Estados Unidos? Pues la tranquilidad y la estabilidad económica para muchos años de miles de familias en una de las zonas más castigadas por el paro de toda España. Y ya pueden imaginar cómo ha sentado a los americanos (y a la propia Armada Española, naturalmente) la orden de abandonar la formación del Gobierno de Pedro Sánchez. Colgarse el cartel internacional de socio no fiable no parece favorecer mucho la operación comercial. A ver si al final el gesto no nos cuesta, además del bochorno, una pasta.