Más ideas y menos ideología

De la campaña a las municipales que estamos viviendo entre la sobrecarga de mensajes y el comprensible desinterés de buena parte de una población hastiada de escenificaciones y cánticos, me voy a quedar con dos buenas noticias. La primera es que ya sólo queda una semana de fárrago, cosa que agradecerán por igual electores y candidatos. Y la segunda, y a mi juicio más relevante, es el fracaso de quienes han pretendido trasladar al escenario municipal el enfrentamiento ideológico que se vivió en las recientes generales.

Espoleada por los buenos resultados, la izquierda local ha tratado por todos los medios de convertir la exposición de las diferentes propuestas para mejorar Almería en un foro filosófico sobre las grandes cuestiones de la humanidad, reduciendo el alcance de su mensaje a esa minoría ruidosa e irreductible que sabe encontrar valores diferenciales entre izquierda y derecha por todas partes. Pero ese empeño choca con la descontextualización del mensaje. Hablar de derechas e izquierdas en unas elecciones municipales es como llevar a la Filarmónica de Viena a amenizar las fiestas patronales de la Isleta del Moro: una propuesta admirable en un entorno erróneo. Y es que por muy bien que suene el “An der schönen blauen Donau”, como gusta de decir el comentarista del Concierto de Año Nuevo cuando empieza  sonar el “Danubio Azul”, hay que ser conscientes de que en las maravillosas fiestas de la Virgen del Carmen en la Isleta el personal prefiere darlo todo con el “Despacito”.

Qué le vamos a hacer. El estudio de mercado de unas municipales dibuja grandes diferencias entre la oferta y la demanda existente en cada territorio, y nos ofrece la base sobre la que decidir cómo se trasladan los mensajes. Pero esas son las cosas de los manuales aburridos. La gente intrépida prefiere seguir hablando del franquismo, que como todo el mundo sabe, es un elemento clave en los horarios de autobuses de Almería.