Nuestro abandono en materia de comunicaciones, y del ferrocarril en particular, es un tema cansino por reiterativo, aunque constituye una cuestión primordial para nuestra economía y para nuestra relación con el mundo. Las promesas de mejora que se nos vienen haciendo desde hace muchos años no son creíbles, no sólo porque se incumplen sistemáticamente, sino porque la situación es cada vez peor.
Todos los almerienses tenemos claro que los tiempos de viaje a los escasos destinos a los que podemos acceder son escandalosos, impropios del siglo XXI, pero es que además se incrementan por las continuas averías, trasbordos y otras muchas causas de retraso. Adif reconoce que el tren a Madrid ha perdido la mitad de sus viajeros y el de Sevilla el 90%.
A pesar de la gravedad de la situación, llaman la atención dos cosas: que no se adopte ninguna medida urgente para resolverla o al menos paliarla, y que los almerienses no nos lancemos a la calle en tropel a denunciarla y a exigir que se adopten esas mejoras.
En cuanto a la primera, el asunto del ferrocarril se ha convertido en un galimatías en el que es preciso poner orden. Son muchas nuestras necesidades a nivel internacional, nacional, regional, local,… y la mayoría tardarán al menos un lustro en empezar a ser satisfechas, pero hasta entonces convendría ir mejorando un poco y no empeorar como está ocurriendo
En el Foro siempre hemos estado seguros de que la única solución para que se produzca una mejora inmediata es la construcción de un cambiador de ancho de vía en Granada que permita a nuestros trenes circular por la línea del AVE. Es lo que se había hecho en todos los puntos de la geografía nacional en los que la red de AVE se encontraba con las líneas tradicionales a medida que avanzaba desde Madrid a la periferia. Se han construido 40.
La ministra Ana Pastor lo prometió en septiembre de 2015, pero su sucesor Iñigo de la Serna lo descartó en octubre de 2017. El 20 de noviembre el Foro le presentó un dosier de 40 págs. reclamando su construcción por compromiso, por credibilidad, por necesidad, por coherencia y por justicia. Algo debieron influir en el ministro los argumentos aportados para que cambiara de criterio y volviera a asumir el compromiso poco más de un mes más tarde. Se redactó el proyecto que salió a licitación el 26 de mayo con un plazo de ejecución de diez meses, para que pudiera empezar a funcionar en cuanto el AVE llegara a Granada.
El AVE llegó la semana pasada, pero en los discursos triunfalistas que se pronunciaron no se mencionó el cambiador, ni ninguna otra cuestión de nuestra grave situación ferroviaria. De hecho las obras no han comenzado, nadie sabe por qué. Sin embargo hace tres meses en su primera visita a Almería (largamente esperada) el ministro Ábalos anunció que el cambiador permitiría reducir el tiempo de viaje a Madrid a cinco horas. Es increíble cómo se olvidan los anuncios y qué poco comprometen a los que los hacen.
Esta es una posible causa de nuestra falta de espíritu reivindicativo. Los incumplimientos y los olvidos producen hastío y desconfianza. Se comprueba que la lucha acaba siendo inútil y que las soluciones están sometidas al capricho de los gobernantes de turno. Lo mismo pasa con los de un color que con los del otro. Quizás sea por eso que las convocatorias de la Mesa son secundadas por un número escasísimo de ciudadanos, lo que genera dudas, falta de criterio, desorden y desaliento incluso en los más combativos, Y quizás sea por eso por lo que nos hemos distanciado de la Mesa el 75% de sus fundadores.
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