Que no decidan por ti

Concluyó ayer la campaña del 10N y mañana los españoles estamos, una vez más, llamados a las urnas. Como votante, entiendo el hastío, cansancio y hasta desánimo que esta situación provoca y el desapego que puede producir esta nueva convocatoria, las quintas elecciones en menos de un año, si contamos las europeas.

En este escenario electoral en el que de nuevo se nos coloca, entiendo que como consecuencia de la incapacidad de quien tenía la responsabilidad de formar Gobierno y no ha podido, ha sabido o querido hacerlo tras los resultados cosechados en la cita de hace unos meses (abril), creo, sin embargo, que es fundamental hacer lo que para muchos, y créanme que lo puedo entender, supone a estas alturas un esfuerzo: ir a votar. Y lo es porque  está en juego nuestro futuro como país y nuestro bienestar y el de nuestros hijos o nietos. Si no lo hacemos, otros decidirán por nosotros.

España es un gran país que ha sabido sobreponerse, siempre, a situaciones muy complejas. En un escenario de clara incertidumbre económica y agitado por la situación catalana es fundamental apelar a la moderación y a la estabilidad para afrontar los importantes retos de futuro: el empleo, las pensiones, el medio ambiente, la economía, la unidad nacional... Se avecina una nueva crisis económica y probablemente institucional y los esfuerzos de quienes nos gobiernen tienen que estar dedicados a buscar soluciones, no a diseñar estrategias partidistas mientras el país se desangra. Y debemos exigirlo.

Por eso es tan importante acudir a las urnas y ejercer nuestro derecho a votar. Ante esta nueva convocatoria, la expresión de nuestro voto es la mejor opción para contribuir a solucionar los problemas de España. Solamente así podremos decidir, sin que decidan por nosotros. Y exijamos con ello también a quienes nos representen que sean capaces de llegar a acuerdos, de que lo que nos une se imponga a lo que nos separa. Nuestro país lo merece.