Pese a los intentos de algunos para que nos metieran directamente a los almerienses en la fase 1 de la desescalada, la sensatez del Gobierno de España ha hecho posible que no haya sido así. Almería no ha servido como conejillo de indias, como algunos pretendían. En una crisis sanitaria mundial, la prudencia del ‘vísteme despacio que tengo prisa’ debe guiar los pasos que se vayan dando.
El bombardeo de quienes pretendían meter a los almerienses en una carrera que no es la de la sensatez ni la de la seguridad sanitaria, tuvo su origen en una propuesta del presidente Moreno Bonilla, que tenía, como se dice en los pueblos, menos papeles que una liebre. Así lo hizo, sin papeles, sin justificar nada, sin exponer los datos que acreditaban que Almería estaba preparada. De esta manera tan chapucera estaban dispuestos a meter por delante a los almerienses para ver qué pasaba, para “aprender de los posibles errores”, tal y como llegó a asegurar Moreno Bonilla a TVE.
Para avanzar en la desescalada, el Gobierno de Andalucía debe acreditar que tiene los profesionales, los medios, el material y los protocolos; que ha reforzado la Atención Primaria y la atención hospitalaria. ¿Han visto ustedes noticias sobre ese necesario refuerzo? Afortunadamente para los almerienses, en esta ocasión los ideólogos de ese peligroso experimento se han topado con el Gobierno de Pedro Sánchez, que les ha parado los pies para proteger nuestra salud.
El miércoles, en el último momento para llevarlo a cabo, Andalucía planteó la única propuesta seria que ha hecho hasta ahora: con datos sobre los territorios que proponía para avanzar y sobre cómo debería ser la desescalada en nuestra comunidad. En esta ocasión, ya sí, a Almería la proponen para que pase a la fase 1 desde el lunes, a la vez que el resto de provincias. Sinceramente, me alegro de que ya no vayamos a tener los vecinos y vecinas de Almería esa intranquilidad en la que nos había metido el Gobierno andaluz por su cabezonería.
En el camino hacia la nueva normalidad, el papel de la Junta de Andalucía y de los ayuntamientos es esencial. A ellos les corresponde ejecutar las medidas en sus territorios, decidiendo muchas cosas, como la ampliación de terrazas de bares y restaurantes, si se celebran mercadillos, las condiciones de acceso a piscinas, playas y escuelas de verano o informando a los vecinos de si tienen franja horaria o no para paseos y deporte en los núcleos de menos de 5.000 habitantes. Hay mucha tarea por hacer y lo mejor es emplear el tiempo en hacerla y no en buscar la manera de dar patadas al Gobierno de España. Seguimos.
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