“¡No es solidaridad, es mucho más!”

El próximo día 5 de diciembre como cada año se conmemora el Día Internacional del Voluntariado, una fecha que quizás para muchos puede pasar desadvertida, pero que es de una importancia vital para muchos de los que asumimos el voluntariado como una inquietud de fraternidad y conciencia sincera, en muchos casos anónima, que no espera nada a cambio y que hace un poco mejor nuestra existencia y nuestra condición como personas.

Este año supone un gran reto para todos nosotros. Estamos siendo testigos de grandes tragedias personales, dificultades, retos e incertidumbres, pero también hemos asistido a grandes momentos de solidaridad, fortaleza y esperanza. De hecho, hoy, en 2020 y pese a todo lo acontecido, en nuestro país contamos con 2,7 millones de personas voluntarias, lo que supone un crecimiento respecto a las cifras de 2019 de un 6,7%.

Quiero desde mi pequeño ámbito personal, reconocer la labor de esas personas que no se conforman, que queremos mejorar el mundo en el que vivimos. Quiero agradecer la dedicación durante todo el año no sólo de esa gente, sino también de los cientos de organizaciones sin las que todo esto no sería posible.

El coronavirus nos ha traído grandes desafíos que deben hacer que nuestra solidaridad se incremente para con los demás, dando respuestas a la injusticia y al sufrimiento por los que muchos están pasando. 

Es necesario no retroceder en las políticas públicas de apoyo a este movimiento, que necesita de una inversión que permita ser aún más eficaces en la lucha contra la pobreza, la exclusión y en todos los retos que trae consigo la nueva situación que estamos viviendo.

Es necesario reivindicar con todas nuestras fuerzas el papel imprescindible del voluntario y voluntaria, ya que el voluntariado es la razón más poderosa de solidaridad para construir una mejor sociedad, pero también para demostrar que la humanidad es capaz de junta afrontar los momentos más duros desde el compromiso.