Juan Torrijos
23:36 • 08 ene. 2012
Nos lo contaron los políticos como si hubieran encontrado la solución a todos los problemas de las futuras infraestructuras: “La financiación privada”. Con ella, se decían, vamos a ser capaces de conseguir hacer un mundo mejor. El puerto deportivo de Carboneras les ha venido a demostrar que esa financiación privada no era la panacea, que el dinero privado irá allí donde quiera y más le interese, no donde digan o quieran los políticos. El puerto deportivo del “pueblico” no se debe ver como interesante, y el euro privado ha pasado de él, como pasará de todo aquello donde no perciba rentas fáciles. ¡Dinero fácil! El pero. Siempre aparece el pero. Sin dinero en las arcas de las administraciones y falta de interés en el sector privado, no vamos a ver una obra acabada en décadas. Si cuando había se tardaba diez años en acabar una autovía, recuerden la A-92 y su llegada a Almería, ahora ya pueden colgar la ilusión del soterramiento en el viejo marco de los recuerdos. Se nos quedará color sepia con el tiempo, ya lo verán. Con todo, un empresario me comenta que lo que no pueden hacer los políticos y las administraciones es ofrecer obras que no tengan mucho interés y menos futuro económico, que propongan de una vez la ampliación del puerto deportivo de la capital y su posterior explotación y saldrán novios por doquier. Que se dejen de pamplinas. Hay dinero, mucho dinero para inversiones en nuestra provincia, pero no donde ellos pretenden. Pues parece que no le falta parte de razón a su argumento. ¿Cuesta tanto trabajo que políticos y empresarios se pongan de acuerdo para conseguir lo que nos hace falta?
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