No pensaba salir. La tarde era muy desapacible, y a pesar de que la proyección sería después de las ocho, yo ya a las seis tenía claro que no iba a ir. La chimenea estaba encendida y cuando crucé el camino para ir al huerto a cerrar la puerta del gallinero, me azotaron tales ráfagas de viento, que me hicieron confirmarme en mi pensamiento.
Pero hice un esfuerzo y me dije, entonces cuándo vas a salir, es una oportunidad ver un corto y conocer gente diferente. Así que me animé y me fui a ver “La leyenda de Henry Weston y sus cuatreros”, la parodia de un western, escrita y dirigida por Óscar Gagliardi.
Los disparos del corto me fulminaron terriblemente y el último fue apoteósico. Se lo comenté a un actor allí presente, Fernando Rendón, y me sugirió que viera también Lázaro, creo que el primer corto de Óscar. Escuchar ese título me recordó a Simón del desierto de Buñuel y se lo dije.
Poco antes de salir de la cafetería se me ocurrió despedirme diciendo, ¡Salud y Anarquía!, y no es que fuera borracha, solo me había tomado un vino tinto con una tapa de jamón y como punto final, brindando con todos, medio chupito de tequila.
Pero la libertad es muy grande e inmediatamente Óscar me habló del documental de Lucio. No lo conocía de nada. Sí, insistía Óscar, Lucio anarquista y albañil, uno de los mejores documentales que he visto en mi vida. De hecho, me cuenta, mi western comienza con una frase de él, y enseguida la copio en una hoja de papel que me da Pedro el camarero.
Detrás de la barra Pedro me pregunta sobre esa frase y de pronto me lee la letra de una ranchera de José Alfredo Jiménez, El hijo del pueblo, que acaba diciendo “como no tengo dinero, tengo mucho corazón”.
Luego Pedro sigue leyendo un relato de Eduardo Galeano, “Garúa”, y una chica que estaba allí también en la barra, escuchándolo, y que desprendía un aura de cultura, de repente cita a Augusto Monterroso y declama: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”
Yo me fui repitiendo la frase de Lucio que me dijo Óscar, en la que quizá esté resumida la base de su existencia: “Tuve la suerte de nacer pobre, pobre, porque eso me hizo perderle el respeto a todo lo establecido”.
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