El Toblerone: una frustración urbana insostenible

La imagen de los bloques edificados desfiguran gravemente el singular entorno de la Estación

Desafortunada imagen urbana que ofrece la antigua Estación de tren y tras ella los nuevos edificios construidos en el solar del Toblerone.
Desafortunada imagen urbana que ofrece la antigua Estación de tren y tras ella los nuevos edificios construidos en el solar del Toblerone. La Voz
Gerardo Roger Fernández
12:18 • 14 sept. 2022

Es generalizada la opinión ciudadana que la imagen urbana que ofrecen los elevados bloques edificados en el solar del antiguo “Toblerone” desfiguran gravemente el singular entorno de la Estación.



De hecho, los derechos edificables atribuidos al suelo de RENFE y del viejo “Toblerone” por el Plan Especial de la Reforma Ferroviaria de Almería (SGRF-02/109), planeamiento aprobado por el Ayuntamiento en octubre del 2012, propician la construcción de nada menos que 1.130 Viviendas (135.000 m2t) y 40.000 m2 de uso Terciario y Comercial, lo que comporta un aprovechamiento absolutamente desproporcionado e inadecuado para el cualificado ámbito urbano en que se implanta.



La desmesurada atribución de edificabilidad se justificó en el objetivo de garantizar la rentabilidad económica de la operación de soterramiento de las Vías, actuación pública que sin duda debe valorarse positivamente, pero que nunca debió programarse a costa de la racionalidad de la ordenación armonizada de la ciudad ni, sobre todo, de la calidad de vida de sus ciudadanos.



El disparate urbanístico que comporta la extraordinaria recalificación de suelo realizada por el Plan Especial se demuestra constatando dos sencillas y lamentables conclusiones urbanas y vecinales.



En primer lugar, la grave quiebra del paisaje urbano generada por la ruptura de la ordenación volumétrica existente hasta entonces.



De hecho, la “bofetada visual” que recibe el ciudadano al aproximarse a la Estación del Ferrocarril por la Carretera de Ronda o por la Avda. del Aeropuerto, al observar, sin mayores argumentos, la imagen que ofrecen las desmesuradas Torres ya construidas, edificios que se “echan encima y se superponen visualmente” sobre el excelente edificio de la Estación declarado Bien de Interés Cultural, es inenarrable.



Pero además del rechazable impacto visual generado, la implantación de las desproporcionadas edificaciones señaladas viene a densificar de manera insostenible el ámbito vecinal comprendido entre la Carretera de Sierra Alhamilla y la Avenida de Cabo de Gata, espacio urbano que ya se encuentra suficientemente saturado.



Suelo de uso escolar
En segundo lugar y como consecuencia más negativa, procede señalar la supresión del suelo de uso Escolar público para 6 Unidades de Educación Infantil, 12 de Primaria y otras 12 de Secundaria, suelo que debería alcanzar una superficie mínima de 15.000 m2s, además de otros 5.000 m2s de suelo público para uso Sanitario, superficie de suelo urbano para Dotaciones Sociales que nunca y en ningún caso puede soslayarse mediante su compensación con espacios libres obtenidos, como en este caso, por el enterramiento de las vías.


Téngase en cuenta que los 3.000 vecinos que albergarán las nuevas viviendas se verán obligados a satisfacer sus demandas sociales escolares y sanitarias lejos de su ámbito residencial, lo que comporta una grave incomodidad personal y familiar así como un insostenible aumento de los desplazamientos y de la movilidad urbana, circunstancias y consecuencias socialmente impropias e inadecuadas a disponer en actuaciones de regeneración urbana, y ello sin perjuicio de la explícita transgresión legal que comporta esta supresión Dotacional.


Obviamente, a la altura del proceso administrativo alcanzado y del desarrollo que presenta la ejecución del Plan Especial, su reconsideración y reajuste sustancial para poder reconducirlo a límites racionales de morfología urbana y de estándares dotacionales socialmente sostenibles requeriría la disposición de unos costes indemnizatorios, tanto económicos como sociales e institucionales difícilmente asumibles. Consecuentemente, al menos en sus términos más significativos Almería deberá aprender a convivir y asumir socialmente la situación creada.


En todo caso, sirva al menos esta operación de ejemplo de aquellas malas prácticas que nunca debieron ni deben cometerse. El lamentable paradigma de que el aprovechamiento urbanístico a atribuir por el planeamiento debe financiar cualesquiera operaciones de relevancia urbana sin discriminar previamente sus consecuencias socioeconómicas, apoyándose en el espurio argumento de “así se ahorran recursos presupuestarios públicos”, puede ser una enorme falacia cuando, como ocurre en este triste caso, terminan por pagarlo la ordenación de la ciudad y la calidad de vida de sus ciudadanos, culminado una operación de tipo especulativo que siempre debe ser valorada negativamente.


Esperemos que la lamentable situación generada con el Plan Especial de la Reforma Ferroviaria sirva de experiencia a nuestros responsables públicos para que este tipo de actuaciones no se vuelvan a repetir. Almería no puede seguir asumiendo actuaciones urbanas tan bochornosas.


Gerardo Roger Fernández es arquitecto y urbanista


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