Los impuestos han protagonizado el debate político a nivel nacional en las últimas semanas. Afortunadamente, el Gobierno ha venido a poner orden en la carrera de las comunidades autónomas para ver quién baja más impuestos y ha aprobado una reforma fiscal que protege a la mayoría, sí, a la mayoría social de nuestro país.
Los impuestos deben ser progresivos y sobre este principio se asientan las medidas fiscales recientemente aprobadas por el Gobierno de España. Frente a la intención del presidente andaluz Moreno Bonilla de eliminar el impuesto de patrimonio, un impuesto que solo beneficia a los que más tienen, el Gobierno de Pedro Sánchez presenta una propuesta fiscal que alivia fiscalmente a las rentas medias y bajas, es decir, a la mayoría de los ciudadanos.
La semana pasada también hemos visto cómo han pasado factura a la economía del Reino Unido los anuncios de su actual primera ministra, Liz Truss, de bajar impuestos a los más ricos, tal y como plantea aquí el PP, y cómo ha tenido que echar marcha atrás a su irresponsable mensaje económico porque la economía británica se iba a pique.
En materia de impuestos los políticos debemos ser responsables ante los ciudadanos y huir de la tentación electoral. Con los impuestos se paga nuestro estado de bienestar: la educación y sanidad públicas, la atención a las personas mayores y dependientes, las infraestructuras, etc. Rebajar impuestos de forma irresponsable y solo para unos pocos supone bajar las condiciones y la calidad de vida de la mayoría.
Hablando ya de nuestra ciudad, desde el Grupo Socialista hemos presentado una propuesta fiscal que se debatió en el Pleno del pasado martes y que desde nuestro punto de vista es responsable y de sentido común.
No es justo que un comercio, tienda o bar pague la totalidad de los impuestos y tasas municipales del año (las licencias por terrazas, por reserva de espacio, la basura o el IBI) si durante varios meses, como consecuencia de obras municipales, no puede hacer uso de ese espacio o servicio.
Es el caso ahora de los establecimientos de la calle Blas Infante, pero ha ocurrido durante la actual Corporación en otras zonas como la calle Santiago o la calle Artés de Arcos, donde hemos visto incluso que negocios de toda la vida han tenido que cerrar para siempre porque no pudieron resistir las obras del Ayuntamiento.
Seguro se darán muchos más casos en el futuro porque en la ciudad se necesitan hacer obras constantemente, pero el pequeño empresario, el comerciante, no es responsable de ello, es algo que le sobreviene y el PP al frente del Ayuntamiento no se caracteriza precisamente por consensuar con los afectados la planificación de las actuaciones que realiza.
Lo que propusimos los socialistas es que en el futuro no se repita lo sucedido con el cierre de comercios en Artés de Arcos o en calle Santiago, y pedíamos algo que ya se practica en otras ciudades de España y gobernadas por el PP (Ceuta o Zaragoza). No implicaría una gran merma para las arcas municipales y, sin embargo, sería un gran gesto del Ayuntamiento hacia esos pequeños empresarios que levantan la persiana cada mañana y que se enfrentan, como estamos viendo, a muchísimas dificultades.
Lamentablemente obtuvimos el no del PP, del partido que perdona los impuestos a los más ricos pero es incapaz de tener un poco de empatía hacia quienes sufren en sus negocios la eternidad y la improvisación que caracteriza a las obras de este Ayuntamiento.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/245853/impuestos