Jose Fernández
19:58 • 29 mar. 2012
Disculpen el atrevimiento, pero permítanme que aproveche este hueco para decirles que, en mi opinión, no estamos igual que el día anterior a la huelga, sino un poquito peor. No voy a entrar ahora en una balacera de cifras y datos de participación o declinación en la protesta, porque probablemente de eso ya se ocupa buena parte de la prensa. Pero no pensemos en ayer, sino en hoy. Pensemos en todos los ciudadanos que, con independencia de su postura en el día de la huelga, hoy estarán forzosamente parados porque aunque quieran trabajar no encuentran empleo. Y hay más de cinco millones de compatriotas en esa situación. Exactamente igual que antes y durante el festival de 24 horas de cerrajería y pirotecnia protagonizado por los mismos sindicatos que vendieron la paz social durante casi ocho años a los ineficaces gobiernos de Zapatero y que han tardado menos de cien días en subirse a la barricada para airearse contra Rajoy. Y esos millones de puestos de trabajo no se perdieron en un día, sino en muchos meses seguidos en los que el Club de la Pancarta miró hacia otro lado. Insisto en pedir tolerancia a mi indisciplina, pero es que me parece demencial que la solución para un país con semejante número de parados sea intentar parar su maltrecha máquina productiva. ¿Es prudente y oportuno perder toda esa actividad económica? Muchas pancartas y muchos petardos, sí, pero pocas propuestas. ¿Y cómo salimos entonces de la crisis, compañeros, compañeras y compañERES? ¿Cerrando bares y sellando cerraduras? Perdonen que discrepe, pero no parece que ése sea el mejor camino, ni tan siquiera el más seguro.
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