La censura como prioridad

Del latín prior (“anterior”), la palabra “prioridad” hace referencia a la anterioridad de algo con respecto a otra cosa, ya sea en orden o en tiempo. Una prioridad es, por tanto, algo que debe realizarse antes que otra cosa. Y quizás usted, que es militante, votante o siente como suyas las tesis del socialismo, piense que la prioridad de Adriana Valverde, la veterana portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, debería ser analizar las causas de su nuevo fracaso electoral y conjurarse para encontrar el modo de revertir el declive de un partido que llegó a gobernar la capital durante un par de décadas.

Lamento decirle que está usted equivocado. No en sus preferencias, que ahí no entro, sino a la hora de establecer las prioridades de la señora Valverde y las de su -ahora aún más-  reducido grupo de concejales.

Y es que lejos de iniciar un proceso de autocrítica para superar las insuficiencias de su actividad, los concejales socialistas se han asegurado el reparto de dedicaciones y puestos, que eso sí que es una fuerza motriz de progreso. Una vez consolidado el binomio sillón-cartera, han iniciado su primera ofensiva política con un tema que define bien la hoja de ruta del socialismo almeriense: censurar a la tertulia de Interalmería TV, porque en ese programa -dicen- hay falta de pluralidad y se les insulta.

Los únicos que se niegan a ir al programa, quejándose de su falta de pluralidad. Y no han acudido a la justicia ordinaria, sino al Consejo Audiovisual de Andalucía, un artefacto nebuloso que siempre ha sido aposento de premiación y afecto. La clave es ver qué entienden en el PSOE como insulto, porque hay algunos celíacos de la democracia que no pueden digerir la discrepancia. Sugiero a mis amigos del grupo socialista que tomen como ejemplo a su amado líder, Pedro Sánchez, y que consideren que si lo que parece una mentira es en realidad un cambio de criterio, tal vez lo que parece un insulto no sea más que una simple definición.