Campeones

Nada permanece; todo fluye. Permítanme que vuelva por un momento al viejo Heráclito, ese que decía que uno no puede bañarse dos veces en el mismo río, etcétera. Gracias a él aprendimos que el devenir es el principio de todas las cosas y que todo es fuego que se enciende y se apaga según una medida. Claro que en tiempos del filósofo griego no se jugaba al fútbol, ni tampoco había hecho su irrupción en el parnaso de la filosofía popular un tal David Bisbal para poner patas arriba la teoría de Heráclito asegurando que no hay dos sin tres. Y puede que uno no pueda ganar dos veces el mismo trofeo, al menos metafísicamente, pero no les quepa duda de que si España gana esta noche su tercer gran título consecutivo, los libros de texto acabarán eliminando al filósofo de Efeso y lo sustituirán por el de Almería. Esa posibilidad, la de la victoria ante Italia, es la que todos deseamos. Unos por mera satisfacción futbolística y otros –yo entre ellos- por el sentido de justicia poética que supone ver a dos países con la economía asfixiada haciendo campear sobre la Europa de los mercados sus harapos financieros. Se puede ir usted un poquito a la mierda, señora prima de riesgo. Pero con independencia del resultado que pueda darse esta noche, creo que es justo proclamar ya la categoría de nuestro combinado nacional  (dispensen que no caiga en esa ordinariez de “La Roja”) como auténticos vencedores en algo mucho más importante que un campeonato. Este equipo, con sus jugadores y cuerpo técnico, se han impuesto a un estado de ánimo colectivo decaído y mustio y, gracias a su juego y a su capacidad de transmitir ilusión, han mejorado las cosas en España durante las últimas semanas. Ganar a la preocupación, a la angustia y a la incertidumbre, aunque sea durante unas horas es, sin duda, el mejor gol que han podido y podrán conseguir estos muchachos en su carrera deportiva. Por tanto, creo que si les recibimos como lo que son, como unos campeones ganen o pierdan esta noche, creo que no estaremos más que devolviendo una mínima parte de todo lo que hemos recibido de ellos.