Esta tarde me acordé de la vieja chaise longue, mueble francés que debe su nombre a su imagen… muy apropiada para dormir la siesta, por lo que solía estar en las alcobas, para no deshacer la cama a la hora de esta costumbre tan española, a la que invita, sobre todo, el clima cálido mediterráneo. También era usada para leer plácidamente recostado en ella. Recuerdo una en la alcoba de mi madre, era yo muy pequeña al quitar mi madre su casa y no se dónde fue a parar. A la que me voy a referir vino a mis manos tras un largo viaje y pertenecía a la familia de mi marido. La trajo a España desde Inglaterra Sir D´Josef Spencer, nacido en el Condado de Leicester, en el año 1805. Médico de profesión, tras una pelea con su hermano porque este le cogió para montar su caballo, con el que tuvo un accidente al saltar un obstáculo, hubo que sacrificarlo. Era un buen caballo de carreras a las que tan aficionados son los ingleses.
Tras esta pelea familiar, partió en barco hacia España, desembarcó en Gibraltar y de allí decidió tomar rumbo a Algeciras y posteriormente a Málaga, pero en el barco se puso enfermo, con unas fiebres infecciosas y lo desembarcaron en Almería., donde fue trasladado al único hospital de la ciudad (el Provincial).
El personal de dicho centro no lo entendía, y buscaron una persona que supiera inglés y no se cómo encontraron en Enix a Doña Carmen Sánchez y Ponce de León. De estas interpretaciones surgió entre ellos el amor y se casaron. Él, bautizado en Inglaterra, profesaba la religión protestante, por lo que tuvo que bautizarse por el rito católico para contraer este matrimonio por la Iglesia Católica, ceremonia que se celebró el día antes en la Capilla del Sagrario de nuestra Catedral, donde se casaron el año 1807. Formaron su hogar en la Casa Grande en el Parque Viejo, casa que en los viajes por la Alpujarra la describe muy bien Pedro Antonio de Alarcón, ya que se hospedó en ella, quedando asombrado de cómo "las personas acomodadas de Almería viven un poco a la inglesa, piensan un poco en inglés, como célebres comerciantes de la Gran Bretaña, y consideran indispensable tomar el té, mudarse de camisa todos los días, leer a diario un periódico y hablar mejor o peor la lengua de Lord Bayron. Y en cuanto a las hijas de esta ciudad, diré que este andalucismo britanizado no puede ser más seductor y delicioso y que, como consecuencia de ello, reinan sobre sus padres y maridos afanados siempre en la oficina del piso bajo (la primera casa de Banca de Almería llamada "Spencer y Roda", dedicándose también a la venta de plomo)”. Para montar la casa, Sir D´Josef Spencer se fue a Londres a comprar los muebles, ya que era más fácil traerlos desde allí en barco que de Madrid, en aquella época sin ferrocarril aún, y sin carreteras apropiadas.
Y así vino la chaise longue a esta tierra. Su primer destino fue la Casa Grande. Al casarse su nieto Paco pasó a su casa en la Calle del Hospital, yo la conocí en la salita de su hija Fernanda Roda, donde ella, ya con bastantes años por la tarde recostada recibía a sus amistades y parientes.
Tras su muerte pasó a mi casa y situada en el antedespacho de mi marido, allí disfrutó sus siestas y recostado se pasaba las tardes leyendo.
Al morir Fernando y venirme a vivir a un piso de 110 metros cuadrados no cabían mis muebles, y pasó entonces a mi sobrina y ahijada María Cassinello, qu
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