No tenemos noticias de que los ideólogos del juntandalucismo-puntocom estén fabricando munición argumental para participar en el debate autonómico sobre el origen de Cristóbal Colón, tal como han hecho en Baleares y Cataluña, desde donde nos llegan teorías a cual más lisérgica sobre la procedencia del navegante.
Alivia ver que la Junta no malgasta recursos en esas fruslerías, aunque lo cierto es que si uno se fija en los comportamientos de algunos consejeros, bien podríamos pensar que el espíritu atrevido del Almirante impregna, desde su no del todo certificado enterramiento sevillano, los viajes de algunos altos cargos. Y así parece que llegan a Almería, mareados por el agitado océano de baches que es la A-92 y ven los salones del viejo Casino con el mismo alivio que Rodrigo (de Triana tuvo que ser, miarma) avistó tierra frente a Guanahaní. Vamos, que bajan del coche oficial y ya se sienten conquistadores al encuentro de los nativos. Y a los indios, pobreticos míos, se les engaña con un saco de cuentas, espejos y baratijas. Total, si no se enteran de nada. Por eso el otro día, el consejero de Cultura -antes de Escuelas de Golf ectoplasmáticas y de Extremes Sailing Series in the morning- don Luciano Alonso, se plantó bajo el Cable Inglés a expresar su temor de que los recortes del Gobierno central puedan poner en peligro la conclusión de una restauración que dura ya a la Junta cerca de dos décadas. Increíble, pero cierto. Hace falta tener mucho cuajo para cruzar el Atlántico en carabela, sí, pero todavía más para venir ahora a pretender vendernos esa burra. Así que menos baratijas, menos cuentas… y menos cuentos.
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