Ahora que al personal le ha dado por conminar al prójimo a mostrar su intimidad económica y a exponer a curiosos y entrometidos la procedencia de su patrimonio (la transparencia famosa) no viene del todo mal recordar que en esta alocada carrera hacia la ejemplaridad no se pueden establecer límites o exclusiones. No está bien pedir que los demás se muestren parapetados tras el embozo de nuestra propia circunstancia. Todavía está por ver que un medio de comunicación desvele cuánto dinero percibe de las instituciones a las que escruta y exprime. Pero seamos transparentes todos, como gotas de rocío o lágrimas en la lluvia. Por pintoresco que parezca, estamos pasando del habitual y manido “y tú más” al “y yo menos”, porque los nuevos valores imperantes son la austeridad, el ascetismo, la contención y la morigeración. Pero no para todos, claro. A pesar de la crisis, los recortes y todos los padecimientos actuales, hay quien puede sentirse invulnerable al afilado perfil de los tiempos. Por ejemplo, sindicatos como UGT y CC.OO, que acaban de recibir un gañotazo de 46.137,52 euros de todos los contribuyentes por cortesía de la Consejería de Salud y Bienestar Social de la Junta de Andalucía a través de una resolución publicada la pasada semana en el BOJA.. Oficialmente, el dinero servirá para la “Difusión, conocimiento y análisis de servicios y prestaciones sociales para una jubilación activa”, así como para la “Promoción de la Participación Social y Sindical de las Personas Mayores.” Supongo que esto también es transparencia. Ya puestos, podrían abrir una consejería de Bienestar Sindical en la Junta. Nos saldría más barato.
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