Uvas y fresas

El director David Trueba está terminando de rodar en Cabo de Gata su película “Vivir con los ojos cerrados es fácil”, basada (el título viene de una estrofa de la canción “Strawberry Fields for ever”) en la documentada y mitificada presencia de John Lennon en Almería en 1966 para participar en el rodaje de la película “How I won the war” (“Cómo gané la guerra”) de Richard Lester. Como todo el mundo sabe, está demostrado que el músico compuso la famosa canción durante esos días en Almería. Pues bien, en declaraciones a la prensa almeriense, Trueba ha dicho que su última película aborda el conflicto y el choque de estilos de vida que suponía, en la Almería de hace casi medio siglo, la presencia del célebre miembro de los Beatles “en un entorno dominado por el nacionalcatolicismo y Manolo Escobar”. Sé que esto incomodará un poco a mis buenos y maniáticos amigos de la cofradía yonlenonera, pero creo que es injusto cargar a nuestro paisano Escobar con el peso de determinados complejos históricos. Por otra parte,  la confrontación entre lo carpetovetónico y lo yeyé es un argumento ya empleado por el cine (véase “Pero en qué país vivimos”, José Luis Sáenz de Heredia, 1967) en donde esa diferencia la encarnaban Conchita Velasco, en plan cantante moderna, frente a un intérprete de copla española que no era otro que el propio Manolo Escobar. Whisky contra manzanilla. Más visto que el hilo negro. Sé que esto que voy a decir computa como herejía en el Tribunal Pop, pero siempre he creído que Manolo Escobar ha sido -y es- mucho más moderno que John Lennon. Aunque el inglés (que se cocía a gintonics en el Manolo Manzanilla y tocaba la guitarra en el retrete) es considerado como una referencia mundial del arte, no creo que alguien que pasa a la historia por decir “Campos de fresas para siempre” pueda hacer sombra al que dijo “Son las uvas luceritos desprendidos de tu cielo”. Claro que Lennon circulaba por Almería en un ampuloso Rolls-Royce negro mientras que Manolo Escobar le cantaba a un modesto carro. ¿Quién era el más ecologista? Pues eso, que menos mitos, Milagritos. ¡Parrales for ever!