Utopía en la corrala

No es la primera vez ni será la última en que una coalición de izquierdas entre  en crisis por disensiones de poder, o peor aún, por remilgos ideológicos de pureza doctrinal. La lucha obrera se ha movido siempre entre la revolución y el  reformismo.  No hay más  que recordar  la historia de  las cuatro Internacionales para convencerse de lo que decimos. Anarquistas y  comunistas,  marxistas y socialdemócratas,  nacionalistas opuestos  a los intereses de clase y socialistas más  o menos utópicos,  en el fond  demasiada discusión para  perder el  norte en momentos difíciles. 

No deja de tener gracia que el Gobierno de la Junta, compuesto por una coalición PSOE-IU, de la que tanto hablamos estos días,  haya embarrancado  momentáneamente  por los realojos de  la Corrala. Utopía es un nombre griego que significa en ningún lugar. La concreción  realista de su significado verdadero  costó demasiada sangre  en la guerra mundial y, según los autores , estuvo en el origen  republicano de la pérdida de nuestra   guerra civil. Menos mal que el pacto andaluz  no se ha roto del  todo, de momento sea salvado,  aunque  ahora dicen que ha quedado bastante lastimero. Viendo las  argumentaciones de uno y de otros, y sobre todo, escuchando a la derecha que asistía a la discusión como la zorra bajo las uvas verdes, decía yo para mi capote: ¿Será posible que la historia no nos haya enseñado nada y que abandonemos otra vez a la clase obrera por las tonterías de siempre? No son todos, claro está. Hay quien prefiere salvar lo principal que es la unión contra el gran dinero, en cambio a otros parece que se les despierta el celtíbero montaraz que llevan dentro.

Dicen que el PSOE  nunca debiera pactar con IU y menos ahora cuando  las encuestas  le dan un 36 por ciento de los votos, cuatro puntos por encima del PP. Tenemos lo de siempre. Si echamos por tierra los valores de la izquierda, si dejamos a la derecha que se ocupe e de sus bancos, de sus contabilidades y de sus desahucios, la utopía no llegará nunca a la Corrala. Allí donde  el pueblo se reúne para cantar sus penas pondrán  los otros un bingo. Seamos serios. Habíamos quedado en que otra forma de gobernar era posible y si es menester adelantar las elecciones se adelantan.