Formo parte, desde luego, de esa mayoría de ciudadanos atónitos ante el espectáculo político que se está dando a cuenta de lo que ocurre, y lo que no ocurre, en Cataluña. Si he de ser sincero, no puedo decir que lo sienta, pero la verdad es que las cosas no se ponen bien para los planes de Artur Mas, a quien ni siquiera las encuestas propias le vaticinan que, en caso de poder llevar adelante ´su´ referéndum secesionista -que probablemente no podrá hacerlo-, los votos a favor de la independencia fuesen más que las papeletas en contra. Para colmo, otros sondeos le advierten de que, en caso de que precipitase las elecciones autonómicas, la catástrofe para su partido, Convergencia, sería bastante grave, y Esquerra Republicana se aprovecharía de ello.
Ya le andan augurando al president de la Generalitat un futuro semejante al del ex lehendakari Ibarretxe, que hoy vive en el ostracismo político dentro de la propia Euskadi. Y no es precisamente quien suscribe el que tales cosas va diciendo, aunque también las piense, sino los ´socios´ del Partido Nacionalista Vasco. Un dirigente de este partido, el día anterior a la celebración del Aberri Eguna, me comentó: "Mas será Ibarretxe, no Josu Jon, ni siquiera Arzalluz". Mi interlocutor desconocía entonces -todos lo desconocíamos- que el ex presidente del PNV, Josu Jon Imaz, un hombre dotado con muchas virtudes políticas y profesionales y que nada tiene de independentista, iba a obtener un importantísimo cargo en la segunda multinacional española. Al final, la vida privada recompensa a quien ha sabido desempeñarse con acierto y honradez en la vida pública. Creo que Mas, ni lo uno ni lo otro. Y ahora está en un lío.
Ignoro cuál será el futuro de Artur Mas, pero aseguro que no será brillante y que a su vida política no le quedan muchos meses; tal vez, ni una semana después de ese 9 de noviembre en el que, por carta dirigida a los primeros ministros europeos, se ha comprometido a celebrar ´su´ consulta secesionista, que, a este paso, acabará siendo algo así como un sondeo de opinión o una anticipación enrabietada de las elecciones*naturalmente para perderlas. Almorcé esta semana con el candidato de CiU a las elecciones europeas, Ramón Tremosa, y me reconoció que el Gobierno francés no es precisamente el más proclive a la aventura independentista de la Generalitat, y menos favorable aún se muestra París desde que el primer ministro se llama Manuel Valls y ha nacido y se ha criado, como todo el mundo sabe, en Cataluña.
Es probable que Mas acabe como Ibarretxe, o buscando setas como Arzalluz, y no como Josu Jon Imaz -yo, desde luego, no contrataría para mi empresa al president de la Generalitat-; pero no estoy seguro de que, a este paso, Rajoy no acabe, como Basagoiti.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/59640/mas-sera-ibarretxe-no-josu-jon-imaz