Lejos está mi intención, como siempre, de avivar la polémica vivida hace unas semanas sobre las consecuencias de la crisis en la población infantil española. Más allá de datos objetivos sacados de la experiencia de la atención diaria, que los hay y se han publicado en diversos medios de comunicación, la Organizaciones e Instituciones que trabajamos día a día con las personas que están sufriendo de forma más cruel esta crisis comprobamos los efectos colaterales que ésta produce en todo el entorno familiar y, muy especialmente en los menores.
Los niños y niñas de familias afectadas por el paro y la recesión son la cara más oscura de una realidad que duele especialmente cuando la hacemos visible, porque ellos y ellas forman una parte muy importante de lo que se ha dado en llamar la pobreza oculta. Una realidad que trasciende de los fríos y discutidos números para acercarse mucho más al derecho de nuestra de toda nuestra población infantil a tener una alimentación suficiente y equilibrada, una ropa digna, un material educativo adecuado y, no menos importante, el derecho a jugar y ser feliz en igualdad con el resto de los niños y niñas de su entorno. Y, por encima de números y valoraciones, la realidad es que hoy día aún seguimos atendiendo esas necesidades sin que ello represente ni mucho menos una excepción. La población infantil afectada por la crisis añaden un factor de angustia a sus familias, ya bastante castigadas por la situación en que viven.
Los voluntarios y voluntarias de Cruz Roja estamos especialmente sensibilizados y hemos marcado como prioridad poner en marcha iniciativas de ayudas a las familias que no las estigmaticen cara a la sociedad que las rodea. Los niños y las niñas deben disponer de los recursos necesarios para su buen desarrollo y formación sin sentirse distintos a los demás, que el acceso a comida, a ropa, a material educativo se haga a través de su entorno familiar, provenga de donde provenga la ayuda. Estas acciones también favorecen la normalización de la vida familiar, disminuyen la carga emocional que suponen para los adultos (que jamás pensaron verse en esta situación) acudir en busca de la ayuda, sin añadir una carga emocional negativa a la prestación.
Pero a pesar de eso, desahucios, cortes de suministros básicos como agua o electricidad, etc, nos obligan a multiplicar el esfuerzo en ayudas económicas directas y en apoyo a estas familias con menores a cargo que son al prioridad de Cruz Roja Española, porque ellos son “los más vulnerables entre los vulnerables”.
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