Aquí tanto da ser imputado, o peor, condenado, que la resistencia a abandonar el poder es infinita. Como será la cosa, que cuando se celebraba en Roma el último Cónclave, se recomendaba como Papa ideal a un cardenal español para garantizar que no dimitiera. En tres semanas todo ha cambiado: anunció su marcha Rubalcaba tras las elecciones europeas, le siguió Patxi Lopez, abdicó el Rey Juan Carlos y dimitió el socialista catalán Pere Navarro, el que hace dos años pidió en público que el Rey abdicara y lo abroncaron. De momento solo dimiten los de un lado porque el PP disimula, aunque también dio un bajonazo electoral. Pero la presión por el cambio terminará por imponerse. Alfonso Guerra, el único diputado superviviente de las Cortes del 15 de junio del 77, sostiene que "los partidos acaban mal cuando tratan de ocupar el espacio político de otros". Y pone el ejemplo del PSC. Cierto: quieren ser soberanistas y para eso ya está Convergencia y demás. O Convergencia, que trató de ocupar el espacio independentista de Esquerra Republicana y, a juicio de Guerra, así morirá en sus manos. "A nosotros nos pasó eso también con la izquierda abertzale y nos fue mal en Guipúzcoa", afirma un viceconsejero del PNV. "Ahora, cuando escucho que el PNV quiere ser la centralidad, siento que recuperamos espacio". La ciudadanía, con su inteligencia colectiva, determina que, puestos a elegir, mejor el original que la copia. !Qué tiempos éstos! Después de una primera Transición que trajo 40 años de estabilidad, todavía hay quien se resiste a aceptar que la Constitución necesita imperiosamente una reforma profunda y un referéndum para vincular a los ciudadanos más jóvenes con un sistema democrático adaptado a los nuevos tiempos. Es lo que va a suceder en los próximos meses, o máximo en un año, porque sino, la única alternativa será un deterioro irrecuperable de las instituciones. Esta semana hemos escuchado al aspirante a liderar el PSOE, Eduardo Madina, proponer "un shock de modernidad para España" y trasparencia para los partidos empezando por el suyo. Y a su rival directo, el diputado Pedro Sánchez, hablar de "un PSOE fuerte para plantar cara a un PP que causa mucho dolor en la sociedad y no resuelve el desafío catalán". Esta semana empieza con la vista puesta en el miércoles de fútbol y el jueves de coronación. Desde el jueves tendremos un nuevo rey, Felipe VI, primera pieza de la Segunda Transición que desde la política deben impulsar los jóvenes Madina, Sánchez, Susana Díaz, los dirigentes populares que logren abrirse paso en una renovación del PP y los nuevos dirigentes que surgen desde candidaturas hasta ahora desconocidas. Ganar los nuevos tiempos o hundirse con los viejos problemas. Ese es el dilema.
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