¿Adiós al fatídico 9-N?

Tratan de fomentar las inscripciones para la manifestación, que son notablemente menos que el año pasado

Fernando Jáuregui
23:14 • 13 ago. 2014

Analizar la barroca, hermética y algo tramposa política catalana no es algo fácil. Por ejemplo, no es que la vicepresidenta del Govern catalán, Joana Ortega, haya dicho claramente que no se celebrará la consulta ´independentista´ el próximo 9 de noviembre. Tampoco es que Artur Mas haya asegurado tajantemente que esa consulta tendrá que celebrarse de acuerdo con la legalidad vigente en España o no se celebrará. Pero al buen entendedor le bastan pocas palabras, aunque sean tan cuidadosamente difuminadas. Y, como en Esquerra Republicana de Catalunya no gustan los circunloquios con las cosas de comer, ya han lanzado su advertencia: ellos tratarán de celebrar el referéndum sí o sí en la fecha que el propio Artur Mas marcó cuando escribió a los primeros ministros europeos comprometiéndose a ello. Y, si esto no está de acuerdo con lo que dice el Tribunal Constitucional, pues se celebra de todas las maneras. Desde donde escribo, las cosas se ven envueltas en la neblina, pero empieza a estar claro que no habrá consulta el 9 de noviembre. A Mas le quedaba, junto con la muy improbable victoria del independentismo en Escocia, esa Diada que él anunció como "espectacular". Ahora tratan de fomentar las inscripciones para la manifestación, que son notablemente menos que el año pasado. Quizá para entonces, si no lo hacen antes, Rajoy y Mas puedan volver a sentarse a hablar con tranquilidad y realismo.


Si todo ello no ocurre así, qué duda cabe de que, como dicen los de Esquerra, Artur Mas se habrá suicidado y, con él, Convergencia.  No nos conviene, a cuantos amamos a Cataluña aunque sea a seiscientos kilómetros de distancia, ni ese suicidio de Mas ni ese ascenso de Esquerra, que jamás será uno de los nuestros. Será, en fin, el optimismo vacacional, pero el caso es que veo que, como decimos en el norte, donde pasamos el verano pendientes del tiempo, la neblina puede, al final, dejar paso al sol. Dios, Rajoy, Mas y tantos otros que andan en la fábrica del clima político, me oigan.







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