Este fin de semana termina el IV Encuentro Internacional Hispanoárabe de Jardinería; la elección de nuestra ciudad para realizarlo no ha sido casualidad, aunque tal y cómo están planteados los espacios verdes de Almería, nos puede llevar a pensar que sus jardines no poseen la tradición milenaria que tiene la ciudad. ¿Está la Historia reflejada en la gestión diaria de sus jardines, paisajes, calles y plazas? Si transitamos con atención por sus calles, podremos ver las huellas de su historia y la belleza que radican en los pequeños detalles y lugares escondidos por descubrir. Entre sus plazas y calles aparecen especies vegetales que nos regalan aromas, olores, belleza y texturas. En silencio nos van recordando la memoria de la ciudad y de su paisaje; bajo las ramas de los árboles encontramos descanso y podemos observar el bullicio cotidiano de la ciudadanía almeriense. Si deambulamos por la ciudad y la provincia con el concepto de jardín de los árabes, podremos contemplar su desnuda aridez satisfaciendo los sentidos. La ciudad ha sido un referente en la historia del Mediterráneo: ¿pero lo son sus jardines? Y si lo son, nos debemos preguntar: ¿cómo es que estamos perdiendo la referencia histórica de la jardinería en Almería? ¿Por qué no son reconocidos sus jardines por su singularidad, historia y biodiversidad? Decía el geógrafo árabe del siglo XII de Almería: “El lugar sobre el que se asienta Almería está rodeado por todas partes por rocas apiladas y piedras ásperas y con aristas; en ella no hay tierra, como si el territorio hubiera sido cribado, apartando la tierra y dejando las piedras”. Almería es una de las provincias con mayor biodiversidad de Europa, pero en sus parques y jardines este tesoro ornamental se va perdiendo a medida que pasa el tiempo. El benigno clima hace que podamos disfrutar de los jardines todo el año; en los meses de estío se convierten en oasis dentro de una ciudad con carencia de sombras. El paisaje se detiene por ausencia de ellas. En el siglo XI en el “Libro de los caminos y de los reinos” escrito por Al-Bakri, decía de Dalías: “Un aloe oloroso con el que no tiene comparación el aloe hindú en cuanto a fragancia y perfume. De él fue llevada a Jayrán al Siqlabi, señor de Almería una raíz que había crecido allí entre las piedras”. En el año 1282 nace en Almería Ibn Luyun, autor de al menos veinticinco obras, y especialmente conocido por escribir el “Tratado de Agricultura”, escrito en verso para facilitar la memorización, en la obra refleja la morfología del jardín-huerto andalusí: “Alá ha puesto dentro de la Agricultura la mayor parte de los bienes necesarios para el sustento del hombre, y por tanto es muy grande su interés por las utilidades que encierra”. Al-Maqqari en el siglo XVI y XVII realiza un bello canto a los jardines de Berja, cuyo esplendor aún se conserva en las huertas-jardín de las casas, y que el poeta Ibn-Aljathib se refiere como “sitio risueño para el placer de la vista y lazo de seducción para el pensamiento, nube fecundante, Darain de preciosos aramos, campo rico, harem seguro, hermosura manifiesta y oculta”. Arte, agricultura y ecología: son los tres ejes en torno a los que giran los jardines actuales. En realidad no se trata de nuevas tendencias, diferentes o que rompen, más bien son elementos del pasado ya conocidos, que pretenden ser compatibles con otros modos más actuales de entender la jardinería. Ahora toca preguntarse si los espacios verdes de Almería reflejan toda la majestuosidad de lo que fueron; si el reflejo de su historia y sabiduría se impregna en sus parques, plazas y jardines; si cuidamos de su frágil belleza y de si está reflejada en los cuidados diarios, en el patrimonio arbóreo y en el legado de la jardinería que nos ha llegado hasta nuestros días.
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