De rodillos y otros artificios

“Ante la evidencia de que ya no tendrá mayoría absoluta, intenta crearse una ley electoral “ad hoc”

Kayros
23:34 • 16 jul. 2015

Del rodillo socialista se estuvo hablando mucho tiempo. No así del rodillo conservador. Después de cuarenta años de dictadura y tres o cuatro de democracia con predominio del centro derecha, se hizo necesaria una mayoría absoluta de la izquierda para sacar adelante las transformaciones sociales que introdujo Felipe González. No hace todavía cuatro años, Mariano Rajoy, después de varios intentos negativos, consiguió una mayoría absoluta extraordinaria con no sé cuantos millones de votos. Perdonen que no consulte la enciclopedia. El PP ha sido un duro rodillo mecanicista desde entonces. No importa que todos los demás partidos de la cámara se pongan enfrente para cualquier cuestión. Al final lo que vale es el voto por mayoría; técnica que hace vanos todos los argumentos y las más sutiles retóricas. Con la mayoría absoluta el partido conservador ha aprobado los recortes; ha parado todas las comisiones de investigación que le importunaban sobre corrupción; ha salvado instituciones de crédito en bancarrota, y ahora, últimamente, ante la evidencia de que ya no tendrá mayoría absoluta, intenta crearse una ley electoral “ad hoc” que le permita seguir gobernando en ayuntamientos con la lista más votada. El artificio mecánico o dictadura aritmética, como le llamó José Luis Borges, le sigue funcionando admirablemente hasta el punto de que Rajoy lucha con todos los demás partidos en contra. Se acercan las elecciones, y el Gobierno anticipa la rebaja del IRPF, baja el precio de la luz, aprueba la ley del aborto que antes retrasó por culpa de las urnas, paga las nóminas atrasadas de los funcionarios y esto lo hace porque sí, sin que ello tenga la menor relación con las próximas elecciones. ¿A quién podrá convencer a estas alturas sabiendo como sabemos que lo único que les importa es seguir en el machito viviendo otros cuatro años del dinero público? Es significativo el miedo a Podemos. El odio estructural que despierta Pablo Iglesias no es más e l eco todavía no bien racionalizado de perder el poder y es curioso que lo identifiquen con Psipras, el político que se atrevió a consultar al pueblo contra las exigencias de los mercaderes de la eurozona.







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