La tarde discurre plomiza tras una ventana cuyos crsitales permiten ver, al fondo del patio, una portería de fúbol. Ego Petrus, et super hanc petram aedificabo ecclesiam meam. Yo soy Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. La voz del padre Burló sobrevuela la clase repleta de feromonas adolescentes, olor al partidillo sudado del recreo y muchos pantalones de pana. Hace mucho tiempo que no voy a clase de latín y aún recuerdo las vibrantes explicaciones sobre la metáfora de la piedra y su capacidad simbólica para explicar un mensaje que demuestra que, mucho antes que en la Madison Avenue de Nueva York, los mejores publicistas de la historia ya escribían en Galilea.
Vuelvo a la piedra, ahora que el Grupo Municipal del PSOE se ha aparecido en el paso a nivel del Puche para proclamar ante la prensa, con la misma severidad impostada de los curas que enseñaban latín, que “aquí se ha consumado el olvido de esta provincia”. Consumatum est y se acabó lo que se daba. Estamos en campaña y hay que ser tolerantes con la sobreactuación de algunos candidatos, como Pérez Navas, al que incomprensiblemente ninguno de sus edecanes y edecanas avisa de que cada vez que sube la ceja para solemnizar sus palabras se le pone la misma carita que a Víctor Mature en “La Túnica Sagrada”, y claro, así no se puede anunciar nada con eficacia porque al personal se le va la mente a las sesiones dobles del Hesperia. No dejo piedra sobre piedra porque (ya se imaginarán de qué va la cosa) incluso dando por buena la queja del PSOE , habría que preguntar qué impidió (además del canguelo, claro) a los concejales socialistas terminar su comparecencia en el Puche y subir a Torrecárdenas para escenificar otra aparición en el solar del abandonado Hospital Materno-Infantil y seguir hablando allí de abandonos, aunque no –claro- de consumaciones.
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