Mi primo Antonio está confinado en Benidorm. Le tocaba pasar la ITV. La suya no, está como una flor el muy bandido. Al vehículo con el que va de un lado a otro cuando pasa alguna temporada en la ciudad alicantina. Cumplió el trámite de la Inspección Técnica de Vehículos y se quedó. Le cerraron las puertas justo el día previsto de regreso a su domicilio habitual. Hombre, para cualquiera, especialmente para los madrileños, es un ansia pasar unos días de primavera en Benidorm. A mi primo Antonio, sin embargo, se le está haciendo cuesta arriba la cuarentena: está solo, echa de menos como nadie sabe a su mujer, a sus hijas, no puede pisar la playa, nada de paseítos, del mus vespertino ni hablar, y no tiene perro. Total, nada, Antonio, ya queda menos.
Este distanciamiento, esta separación forzosa, me trae a la memoria cuando mi padre me contaba que a él le pilló la guerra civil donde le pilló, como a otros familiares les cogió justo enfrente. ¿Qué podían hacer? Apechugar con lo que a cada uno le tocó. Tal cual lo mismo de ahora. Ayer fue el día internacional del abrazo. Hay días internacionales para todo, me parece bien. Me tuve que abrazar a una buganvilla bonsái, de las japonesas. De paso, le di un riego, falta le hacía.
José Herrera Plaza no descansa. Merece un monumento a la perseverancia en desenmascarar lo que en Palomares se entierra. José me hace llegar un correo denuncia: “Juego sucio e impunidad a gogó, así están las cosas en Palomares y Vera”. José Herrera ha divulgado por escrito y por documental el atentado radioactivo en Palomares siempre trajinado con indiferencia, inoperancia o dejadez de las administraciones españolas y estadounidenses competentes en esta materia. Claro que, si a Trump no le parece mal que mueran cien mil o más ciudadanos en su país a causa de esta pandemia, escasa o nula importancia le dará a la contaminación radioactiva de un pueblo lejano, allá por la esquina de Almería. Paloumares, ¿what is Paloumares? ¿ Where is Paloumares? Pues eso, José.
Al parecer, esto anuncian los meteorólogos, en la noche de hoy miércoles podrá observarse copiosa lluvia de estrellas. Advierten que el cielo estará nuboso, si bien en algún clarito se podrá disfrutar de este evento astronómico. El nombre de este fenómeno es ‘Líridas’, que proviene de la constelación de Lira que era la lira que utilizaba Orfeo para calmar a las bestias. Tras esta disertación, no olvidemos que existen muchas, pero que muchas bestias sordas, y que las estrellas fugaces son meteoritos, o sea, rocas de tamaño diminuto a pedruscos considerables. Por lo tanto, cuidado al asomarse al balcón, a la terraza, a la ventana, no sea que le ataque una bestia y no tenga lira a mano, o le caiga un canto que le abra la cabeza. Ya sabe lo de la Ley de Murphy: “Si algo malo puede pasar, pasará”. Ni falta hace escribir que yo, sin dudarlo, me quedo en casa.
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