La rehabilitación reciente de la Plaza de Esparteros, entre la calle de Murcia y la de Granada, ha sido todo un éxito. El cambio ha transformado el lugar convirtiendo un escenario desolado que parecía más un páramo que una plaza, en un rincón acogedor que invita al caminante a detenerse. Se ha recuperado una plaza con una intervención que respeta estrictamente su esencia y la pone en valor.
Este excelente trabajo hace pensar que el Plan Municipal de Mejora de las Plazas puede ser la pincelada que necesitaba el casco histórico para seguir ganando prestigio y abrirse definitivamente al resto de la ciudad. Era inconcebible pensar en la rehabilitación del centro sin tener en cuenta sus plazas, que en gran medida son el resumen de la vida de un barrio y uno de sus mejores escaparates.
Las próximas actuaciones están al caer y van a afectar a algunos lugares estratégicos del entorno de la Alcazaba que llevaban años a la deriva y necesitaban mucho más que una mano de pintura o una capa nueva de asfalto. El ejemplo más claro lo constituye la Plaza de Cepero, que junto a la del Ayuntamiento es una de las plazas más antiguas que existen en la ciudad como se puede comprobar en los planos que se guardan en el archivo municipal.
La Alcazaba
Las obras de recuperación del entorno de la Alcazaba que se vienen realizando a gran ritmo en los dos últimos años no estarían completas si no incluyen a la Plaza de Cepero, que se ha convertido en un lugar de paso casi obligado para la mayoría de los turistas que vienen a ver el monumento y para los almerienses que sobre todo los fines de semana llenan los dos negocios hosteleros que han contribuido a poner en valor el barrio.
El éxito de las teterías morunas de la calle Paz y de la plazoleta de la Alcazaba han traído una vida nueva al barrio y ha hecho que rincones que antes estaban escondidos y pasaban desapercibidos para propios y extraños ahora adquieran un protagonismo especial en esa ruta cultural y gastronómica que une el centro con la Alcazaba.
También está previsto remodelar la Plaza Borja, que es un pequeño rincón medio oculto entre los callejones de la Almedina que está dotado de una gran belleza natural ya que cuenta con el esplendor de las murallas como telón de fondo. La gran reforma llegará también a la Plaza de Masnou, la popular y antigua Plaza del Lugarico, que había quedado muy deteriorada por el abandono y por la vida nocturna que le daban los negocios que la rodeaban.
Este ambicioso proyecto que ha puesto en marcha el Ayuntamiento debe de tener en cuenta el nuevo concepto de plaza que impone la realidad de estos tiempos. Las plazas ya no son el lugar de encuentro, ese patio de vecinos donde la gente salía a tomar el fresco en verano o a hacer hogueras con el frío. Las plazas son ahora más un lugar de paso, un escaparate de los barrios donde elementos que antes se hacían indispensables, como los bancos, ahora están bajo sospecha.
Instalar bancos en cualquier plaza puede ser una invitación al botellón que tanto temen los vecinos, por lo que parece más rentable para la convivencia que las plazas tengan más naturaleza de lugar de paso que de escondite y refugio de las pandillas juveniles.
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