Grava y geotextil para “proteger” los restos arqueológicos de la calle Almanzor

Urbanismo pidió a Cultura poder “preservarlos” mientras culminan el resto de expropiaciones

Trabajadores colocando la grava sobre los restos de Almanzor
Trabajadores colocando la grava sobre los restos de Almanzor La Voz
Lola González
12:30 • 04 ago. 2023

Tras multitud de denuncias por la presencia de basuras, de vallas caídas y falta de cuidado, los restos arqueológicos aparecidos en la calle Almanzor y su conexión con La Hoya se están tapando, de forma provisional según explican, para protegerlos hasta que se culminen las labores de expropiación de las viviendas del entorno y se puedan continuar con los estudios en el resto de la vía y así tomar decisiones sobre el futuro de la zona.



Según fuentes municipales, ante la imposibilidad de mantener este espacio en las condiciones requeridas para unos restos del calado de los aparecidos, solicitaron a la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía el permiso para proceder a colocarles una capa geotextil y grava para "protegerlos de cualquier acción exterior hasta que se pueda continuar con la actuación prevista en el resto del entorno". 



Las labores ya están en pleno desarrollo y todos aquellos que pasen por la zona en este viernes pueden comprobar la presencia de trabajadores y maquinaria tapando los restos.



¿Qué hay allí?
Exactamente los restos arqueológicos sobre los que se están actuando se corresponden con viviendas y trama de la muralla de época medieval. Así en una primera fase de los trabajos arqueológicos realizados por Patrimonio Inteligente en el año 2019 salieron a la luz viviendas de los siglos XII y XIII. De hecho, en el extremo más cercano a la Alcazaba los restos encontrados se corresponden con casas datadas en el siglo XII, mientras que justo en el extremo opuesto, el que une Almanzor con calle Viña lo que han aparecido son un conjunto de habitaciones más recientes, posiblemente de principios del siglo XIII y que considera más parecidas a las halladas en la zona del Mesón Gitano.



Pero la joya de la corona de este espacio arqueológico se presenta en la segunda fase de las labores arqueológicas. Cierto es que en la primera aparece un muro que parece la muralla de cierre califal, la muralla de Levante que se empezó a demoler a finales del siglo XVIII con Carlos III. Pues bien, en esa segunda etapa de estudios realizada en 2022 se ratifica que se está ante una sección de muralla realizada con la tradicional construcción en espiga o en espina en la que las piedras se van tumbando y apoyando en la siguiente.



En el momento del descubrimiento el arqueólogo explicaba que había algo que no cuadraba, el grosor del muro, unos 50 centímetros, por lo que entienden que estaban ante una muralla seccionada, como si estuviera cortada por la mitad. Así hay una cara exterior, enlucida, que da hacia la Alcazaba y lo que se ve desde la calle Almanzor que es el interior de la muralla. Además, se localizaba otro tramo más de muralla que seguiría hacia el Bastión del Saliente de la Alcazaba y seguiría hasta conectar con los restos del siglo X localizados en el exterior del monumento hace unos años.



Después de la investigación de la muralla, y siendo conscientes de que en la calle Almanzor se encontraba la Antigua Puerta de la Carnicería para acceder a la Medina, realizar excavaciones en las que encontraron una cimentación interior de uno de los dos baluartes cuadrangulares que flanqueaban esa puerta. A esto se le suman de refuerzos posteriores en tres caras diferentes de los que quedan restos del interior.



Actuaciones
Lo cierto es que estos restos desde su aparición han estado sufriendo el estar al aire libre ya que han sido muchas veces las que se han convertido en basurero, a veces los han limpiado los vecinos y muchas otras el Ayuntamiento, y no está previsto actuar en ellos hasta que no se haya culminado el proceso de expropiación de las viviendas del entorno. Exactamente el gran edificio rosa que espera a cerrar un procedimiento que se está alargando y que ha pasado por ocupaciones e incluso algún incendio, pero también la demolición de las casas que se han ido adquiriendo en la manzana de la calle Hércules.


Será cuando esto esté culminado, cuando se ampliará la zona de estudio arqueológico bajo el edificio y se tomarán las decisiones sobre el futuro de estos restos y su puesta en valor.





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