Ayala, el pintor de La Magnesita

“Acabé mi vida laboral en el Tanatorio”, pero está bien y fuerte a los 74 años un pintor de brocha gorda al que no le gustaba trabajar con su padre y pidió nuevo destino. José Diego Ayala Berenguel nacía en el ‘18 de Julio” y vivía en la Carrera del Perú aunque su alma está en ‘Las Casitas de Papel’. Su padre trabajaba en La Magnesita, los hijos tenían opciones de entrar y no lo dudó un minuto.

Pero el primer trabajo tras dejar la escuela fue en tiendas de ropa, recuerda Confecciones Cebo en la calle de Granada, y en 1974 con novia desde los 16 años se plantó en Minas de Gádor para entrar de peón.

Con 24 años y preparando su boda con Carmela Biosca Martín en la Iglesia del Barrio Alto nacía un trabajo seguro y unos ingresos de “198 pesetas al día”, comenta emocionado. El hijo de Diego Ayala llegó con muchas horas de trabajo a La Magnesita y lo pusieron de peón. Luego, a pintar.

Trabajar con papá sería todo un chollo.

A mí no me gustaba, pedí otro departamento y me dieron la brocha para pintar. Así comenzó todo.

¿Cuántos estabais?

Entre 50 y 60 empleados en diferentes departamentos y muy buen rollo porque era una empresa que pagaba bien a los obreros.

¿Se acuerda de las tierras que exportaban?

Perfectamente. Bentonita, tierras colorantes y la especial que iba a Inglaterra para hacer papel.

Comité de empresa.

Yo estaba dentro, pero ya era pluriempleado porque me dedicaba también a los seguros con Valdivia.

¿Siempre bien pagado?

Recuerdo que cuando cerraron la fábrica en 1997 todos salimos bien despedidos. Yo tenía 45 años y me quedaba mucho para la jubilación. Se hizo difícil vivir sin la fábrica porque era un dinero fijo que llegaba a casa y con un ambiente muy bueno entre todos los trabajadores.

Y el cuartillo del café...

Nunca olvidaré aquellos lunes encerrados junto a la cafetera a las 6 de la mañana haciendo hora para trabajar hablando del Almería y de fútbol. Cuando llegaban los jefes todos a sus puestos y con un ambiente que era la fuerza de aquella empresa tan almeriense y que pagaba muy bien a los obreros.

¿Quién hizo el campo de fútbol en la fábrica?

Estaban de moda los equipos de empresa y había dos bancales en la zona alta y con una pala se hizo el campo y nacía el equipo, que era otro punto de encuentro para los trabajadores y sus familias que iban a ver los partidos. Se lo pasaban bien. Yo echaba una mano.

De la Magnesita a...

Muebles Mago con Manuel Abad, y me mandó a Aguadulce a Merkamueble. Y seguía con los Seguros.

¿Cuándo ficha por el Tanatorio de Almería?

En una comida de empresa se enteró el señor Valdivia que estaba buscando trabajo y me mandó al Tanatorio. Estuve más de diez años haciendo diferentes funciones hasta mi jubilación.

Un pluriempleado jubilado con la cartera llena.

Simplemente un jubilado de 74 años con Carmela, mis hijos Diego y María del Mar y mis cuatro nietos que me tienen loco ‘perdío’.

¿Vive al lado de la fábrica?

Antes me pillaba a un paso y ahora nada es igual con un parque, pisos, sin campo de fútbol y sin aquella sirena que anunciaba el comienzo de la faena cada día.

¿La Magnesita o Juan Valdivia con su Tanatorio?

Como buen pluriempleado las dos cosas ya que en la fábrica siempre fui feliz con mis compañeros y Valdivia me tendió la mano y me ayudó en la recta final de mi etapa laboral.

¿Ahora qué hace Diego?

Disfrutar de mi camino de Los Depósitos, estar con la familia, tener tiempo para todo y recordar aquellos tiempos de La Magnesita.

¿Por qué no le gustaba trabajar con su padre?

Yo quería volar y los padres cuando uno ya tiene 24 años aumentan su nivel de exigencia. La brocha me hacía feliz y me controlaba menos. Cosas mías.

Me suena su cara Diego.

A mí también, tú eres el yerno de Carlos y tu mujer la hermana de Carlos que jugaba en el Minas de Gádor.

Almería es un pañuelo.

Nos conocemos todos y eso es lo bonito. Tu mujer trabaja con la familia MAGO.