Ducados, café y madrugadas asamblearias en las que se quería arreglar el mundo; patillas y pantalones de pata de elefante y, ante la duda, voto a mano alzada para todo. Todo se votaba, desde la composición del bocadillo de la asamblea en El Imperial al color del cubremesa. Eran los tiempos de los curas obreros, de la reuniones en la Iglesia de San Roque, de Paco el Recortao haciendo barricadas y las mujeres de los pescadores sentadas como matronas de piedra en el asfalto de la carretera de Málaga, inmortalizadas por la cámara de Mullor.
Eran tiempos de humo y nicotina, de incertidumbres, de manifiestos, de pintadas pidiendo “Pan, trabajo y ...”, era un nuevo amanecer después de las tinieblas del Tardofranquismo, de querer salir de los lindes que imponían el catecismo y los uniformes; tiempos del resurgir de los movimientos vecinales, de huelgas en los que se dejaba atrás el Sindicato Vertical, la votación por tercios familiares y en los que don Marino con su sotana de tergal, con sus aires de cura moderno, trataba de apaciguar los ánimos de Ayestarán, de Pepillo el Barbero y compañía.
Fue en ese tiempo que ahora nos parece tan remoto cuando empezó a germinar, de forma subterránea aún , el sindicato Comisiones Obreras (CCOO), que se había labrado cierta aureola en el momento con su éxito en la convocatoria de huelgas y en la negociación de convenios colectivos.
Ahora se cumplen 50 años redondos de toda aquella tramoya, de toda aquella fiebre revolucionaria de Libertad, Igualdad y Fraternidad, que también llegó a Almería con los hombres y mujeres de las Comisiones Obreras como los hombres de acción de los que había escrito décadas antes don Pío Baroja.
Y por ello, en Obispo Orberá, en las paredes de la EMA, en una exposición conmemorativa, se han colgado carteles de los pioneros de aquellos años legendarios de lucha de clases, de elecciones para enlaces sindicales, de representantes en Cabezuelo y Marín Rosa, en La Celulosa y Romero Hermanos, de aspiraciones a la distribución de la propiedad de la tierra y el agua, de frases altisonantes con un altavoz dando la vuelta por la Plaza Circular con un Seat 127 con las ventanillas abiertas. Todo eso que está reflejado en los ojos de aquellos rebeldes de la época que nos miran después de 50 años con su juventud insultante desde sus retratos y que nos transmiten esas ganas de cambiar el mundo que nunca se han vuelto a dar en esta provincia, en este país, desde entonces, porque se ha ido cayendo en la cuenta que solo se cambia lo que se puede cambiar.
El nacimiento de CCOO de Almería se inicia con la reconstrucción de la izquierda de Almería hacia finales de los años sesenta y comienzo de los setenta. La dirección del PCE, encarga a Antonio Muñoz un veterano comunista que comience a organizar el partido a nivel provincial, sumándose a esta tarea Baldomero Ortiz, contando inicialmente con antiguos militantes de las minas de Turrillas y algunos de Roquetas de Mar. La tarea no era fácil, ya que, los pocos militantes comunistas de la II Republica, dispersos en varios pueblos, no ejercían actividad política y este primer intento resulto baldío. La posterior reconstrucción del movimiento obrero almeriense, deviene de las inquietudes de algunos jóvenes desvinculados de la contienda civil, aunque muchos ellos procedían de familias republicanas, contactado con el PCE a partir de los años 1971 y 1972.
La primera cédula se crea con los alumnos de la Escuela de Magisterio que lideraba Antonio Fernández Sáez. Diego González Marín, aprovechando su estancia en Cádiz, cumpliendo el servicio militar, contacta con militantes de aquella provincia. A partir de entonces se empieza a consolidar un movimiento obrero pequeño pero en crecimiento continuo, al que se suman José González Marín, Jesús Marín Navarro ( tapicero), los hermanos Manuel y Pedro Baldo Vizcaíno ( el último de la empresa Celulosa), José Luis López Céspedes ( profesor de instituto), Pedro Alonso o “Joaquín” (talleres Cabezuelo), Rafael Amat o “Bernabé”( de la construcción).
Su actividad pasa de su actividad inicial de reparto de panfletos y a la realización de pintadas al reparto del Mundo Obrero. A este movimiento aparte de los jóvenes trabajadores se van reincorporando, antiguos militantes comunistas en las postrimerías del franquismo.
A comienzos del año 1974, el PCE de Almería, toma el acuerdo de crear las Comisiones Obreras de Almería, y realizan el encargo a Diego González Marín y a Pedro Baldo Vizcaíno de contactar con dirigentes sevillanos José María Rangel y Fernando Zamora, reunión que se lleva a cabo en el pantano de Cubillas (Granada) para evitar la represión. A partir de entonces se celebra la primera reunión constitutiva de CCOO que se hizo en la casa de Rafael Amat, cuñado de Antonio Fernández Sáez, donde participaron los hermanos Diego y José González Marín, Pedro Baldo, Pedro Alonso y el propio Rafael Amat. De esta reunión sale el primero comunicado que se repartió de forma clandestina por las empresas de la ciudad.
El primer responsable de CCOO será José González Marín, y será su hermano el que le tome el relevo, que a la sazón y seria elegido el primer Secretario General de CCOO. Las Comisiones Obreras de Almería ha tenido como secretarios Generales a lo largo de sus años de historia a Diego González Marín, José Maria Torres Tripiana ‘Puskas’, Pedro Baldó, Javier Ayestarán, Fernando Villegas, Juan Pallares y Juan Antonio Valdivieso.
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