Roquetas de Mar

El ‘almeriense’ que esquivó la muerte en el temporal de Aguadulce

Miguel Rosa, cordobés afincado en Roquetas, se salvó de la DANA gracias a un vecino

Miguel Rosa posa para Telecinco.
Miguel Rosa posa para Telecinco. La Voz
Alberto Godoy
13:53 • 19 nov. 2024 / actualizado a las 19:50 • 19 nov. 2024

Miguel Rosa acababa de empezar una nueva etapa en su vida cuando se vio involucrado en una situación que casi se la arrebata. Tras haber vivido durante años bajo un puente en la Rambla de Aguadulce, el cordobés afincado en Roquetas de Mar recibió una oportunidad de cambiar su situación gracias a la generosidad de un vecino que le ofreció un trabajo y un techo a cambio de cuidar el jardín de una mansión en Aguadulce. Con el frío de la calle ya atrás, Miguel comenzaba así una nueva vida.



Sin embargo, el destino le tenía preparada una sorpresa. Con la segunda oleada de la DANA, una fuerte riada que azotó la zona arrasó por completo la parte baja de su antiguo refugio, llevándose el puente que tanto había conocido. Si Miguel hubiera estado allí, seguramente no lo habría contado. Pero la suerte, por alguna razón, estaba de su lado. Al enterarse de su desaparición, los vecinos alertaron a la policía, que se desplegó por la zona en su búsqueda.



Para sorpresa de todos, Miguel se presentó poco después, vivo y en perfecto estado, para explicar que había estado observando los efectos de la tormenta desde un lugar seguro. "Estoy vivo de milagro", confesó a los agentes, que no podían creer la suerte que había tenido.



Un giro novelesco



Esta historia, relatada por Rocío Amaro para Telecinco, más propia de una novela que de la realidad, supone un nuevo capítulo para el manuscrito autobiográfico que lleva años escribiendo. "Lo tengo casi terminado", comenta Miguel, "pero ahora necesito que alguien lo pase a ordenador, porque todo está escrito a mano". Un relato de superación, de lucha y de una vida marcada por la calle, pero que ahora, gracias a la ayuda de aquellos que lo rodean, comienza a encontrar algo de luz.



El cambio en la vida de Miguel no fue fácil. Durante los días previos al desastre, las lluvias intensas provocaron un gran temor en la comunidad. "Llevaba tres noches sin dormir por el desbordamiento del río", recuerda. En su hogar improvisado, siempre había sentido una mezcla de libertad y temor. Aunque el lugar era su refugio, el clima y la incertidumbre sobre el futuro lo mantenían en constante alerta.



La relación que Miguel mantiene con los vecinos es entrañable. Son muchos los que han mostrado interés en su bienestar. La oferta de trabajo fue solo uno de los gestos de apoyo que recibió en su proceso de reinserción. "Ahora vivo en una casa, con dos habitaciones, salón y cocina. Una vida completamente diferente a la que llevaba bajo el puente", dice Miguel, contento por la oportunidad que le ha brindado la solidaridad de la gente que lo conoce.



Horizonte

El puente, su viejo refugio y hogar, ya no existe. Las lluvias que tanto temía arrasaron todo, dejando a Miguel con la sensación de que su nueva vida, lejos del frío y la oscuridad de la calle, había sido una verdadera salvación. Ahora, con más ganas que nunca, se dedica a retocar el final de su libro, mientras reflexiona sobre cómo su vida ha cambiado en tan poco tiempo


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