Almería no se merecía este bochornoso resultado. La ciudad, incluso la provincia, habían marcado este partido para volver a creer, ilusionarse con una permanencia que ya suena a chino por esta tierra. El escándalo del Santiago Bernabéu encendió la llama de la esperanza de los aficionados, que prácticamente llenaron el Mediterráneo con casi 14.000 personas. Hubo pitada en señal de protesta contra los árbitros y cuando la pelota empezó a rodar era el momento de la plantilla, de los jugadores. El público había hecho su partido. Después los focos miraron al césped.
Increíble
Solo nueve minutos tardó el Alavés en echar la pelota al suelo. De un saque de esquina a favor del Almería un contragolpe que no detiene Robertone y Samu le gana la espalda a Chumi para plantarse solo frente a Maximiano. No fue un espejismo, sino oportunismo. Los vascos ganaron todos y cada uno de los duelos individuales, fueron más rápidos, contundentes, y creyeron en su método.
Desde fuera se veía clara la única vía para desarmar al rival, y era jugando a uno o dos toques, con paredes y cambios de ritmo, pues tampoco lo leyeron los futbolistas. Alguna ocasión suelta y poco más. Descanso con la sensación de que iba a ser otra noche de pesadilla.
Volver de vestuarios, levantar la mirada y ver las gradas apoyando tampoco surtió efecto. Solo al Almería le pueden hacer dos goles iguales. Contragolpe que inicia Sivera, Robertone no hace falta a Samu, se marcha de Chumi y Maximiano lo derriba haciendo penalti. Luis Rioja finiquita (0-2).
A partir de aquí la película de siempre. El Alavés se confió tanto que concedió más de lo habitual. Oportunidades que un equipo normal no perdona, pero es el último de la fila y con motivos. Melero, Milovanovic, Lázaro, Embarba, Pubill... La portería se les hizo pequeña y Sivera parecía el mejor guardameta del mundo. Para más señas, hasta el Alavés pudo marcarse en propia con Tenaglia.
Llama
La afición se fue impacientando conforme llegaba el final. Samu puso la puntilla con el 0-3 y las gradas se quedaron vacías. No hay quien aguante esto, no este sonrojante resultado, sino toda una temporada en la que solo hay palabras y no hechos. El público silbó con el final de Ortiz Arias, cuyo arbitraje fue soberbio, y no fue contra su colectivo, sino a los futbolistas y la directiva porque este golpe ha sido el mazazo definitivo a la ya debilitada moral del grupo.
Ante la falta de victorias, una ilusión tremenda en Almería durante toda la semana y ocurre esto. Seguro que el Alavés no hizo tanto para ganar 0-3, pero las áreas, el empuje, y la determinación es el camino que lleva a los resultados. Excesivamente blandos atrás y arriba sin convicción frente a Sivera.
Que haya habido diez intervenciones del portero visitante y nunca del local ya no vale. Que se generaron veinte ocasiones, tampoco. Almería se cansa porque no quiere estadísticas ni buenas palabras, sino ver ganar a su equipo. El enfado contra los árbitros al final terminó cayendo en los rojiblancos. Una temporada que quedara para siempre en la historia negra de nuestro fútbol. Son 22 jornadas sin ganar y la sensación de que esto va a ser eterno.
FICHA TÉCNICA
UD ALMERÍA Maximiano, Akieme (Centelles, 55’), Chumi, César Montes, Pubill, Lopy, Robertone, Édgar (Melero, 55’), Embarba (Lázaro Vinicius, 74’), Sergio Arribas (Luka Romero, 78’), y Baptistao (Marko Milovanovic, 55’).
ALAVÉS Sivera, Javi López, Rubén Duarte, Rafa Marín, Gorosabel (Tenaglia, 74’), Guevara, Guridi (Benavídez, 60’), Blanco, Carlos Vicente (Parada, 88’), Luis Rioja (Sola, 74’), y Samu Omorodion (Giuliano, 88’).
GOLES 0-1, min 9: Samu Omorodion. 0-2, min 51: Luis Rioja, de penalti. 0-3, min 87: Samu Omorodion.
ÁRBITRO Ortiz Arias.
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