LA OPINIÓN DEL DÍA: En el partido Almería-Osasuna por fin se escucharon gritos al palco y a los futbolistas ante el desencanto de una goleada más con una imagen penosa del equipo ante la peor entrada de la temporada. El descenso matemático está a la vuelta de la esquina y aparcando lo de “jugadores mercenarios” que se escuchaba en la grada vamos con el “directiva dimisión” porque hay mucha tela que cortar. Pedir la cabeza de Mohamed El Assy o la de Joâo Gonçalves forma parte de la libertad de una afición harta de mortadela toda la temporada. A mi que le canten a Morata o a Maximiano me da exactamente igual como entiendo que los jefes también tienen quien les escriba. Ellos no juegan y son la cabeza visible del imperio rojiblanco de Turki, que ha dejado de brillar con un descenso que frena el crecimiento y siembra de dudas la ciudad.
Los jefes del Almería no saltan al campo ni meten los goles. Ellos como Florentino Pérez en el Real Madrid tienen años buenos y otros no tanto, y ha tocado dar en hueso con los fichajes y se les ha caído el equipo a Segunda. Esos mismos señores por los que nos quitábamos el sombrero con el ascenso de Leganés ahora oyen las ‘coplillas’ de la grada y como la afición igual que el cliente siempre tiene la razón: toca aguantar y esperar tiempos mejores.
Pasado
Turki no ha cambiado la alineación. Sus hombres de confianza en el Almería son Mohamed El Assy para la gestión y Joâo Gonçalves para la dirección deportiva. Esta pareja ha dado mucho a nivel deportivo y económico, y fueron los artífices de un ascenso y dos temporadas en Primera División con ventas millonarias y haciendo que Turki gane dinero, que para eso vino a Almería. Su gestión ha sido buena a todos los niveles y evitar el descenso no está en sus manos ya que ellos no saltan al campo a jugar.
Presente
Ahora toca cargar con el ‘mochuelo’ de un descenso a Segunda y con unos contratos que no se sostienen en la categoría de plata. Hay que ‘apechugar’ con la situación y realizar una limpieza obligada para volver a intentar el ascenso a Primera. No es fácil aguantar 30 jornadas de Liga con la plantilla más cara de la historia última de la fila y pasando cuatro entrenadores por el banquillo: queda claro que no se hicieron bien las cosas. Los errores se pagan y estamos abocados a un descenso cantado y a una enorme incertidumbre.
Futuro
Lo que está por venir no lo saben ni ellos. Por mucho que diga Mohamed El Assy que el Almería no se vende, si llega una buena oferta tendremos nuevos jefes y nuevo modelo a la vista. Como toda sociedad anónima deportiva tiene un precio y si lo pagan cambiará de manos. Eso es lo que nos espera: un verano de dudas con Turki en palacio escuchando ofertas hasta que llegue la que le gusta y venda. El descenso a Segunda ha trastocado los planes del Almería y nadie sabe lo que va a pasar.
Los jefes están en la picota.
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