Los mayores de esta provincia lo conocen por el hijo de Veloso, aquel espigado delantero centro de la colla de Pepe Navarro cuando triunfaba en el Roquetas, Poli Ejido o Almería CF entre otros. De padre portero a hijo delantero, le pasa a los Barbero y de padre delantero, hijo portero, que sucede en casa de los Marín aunque para los futboleros serían los Veloso. El capitán del Córdoba no pudo cantar muchos goles de su padre por la edad pero ya le habrán contado cómo se las gastaba un ‘9’ muy alto y no exento de calidad que sin ser un ‘tanque’ se las tenía ‘tiesas’ con los porteros. Y va el hijo y se pone los guantes. Lo de Carlos Marín es vivir al otro lado del gol. Su padre tenía la portería siempre delante y a él le toca llevarla detrás. Uno hizo gloria batiendo a guardametas y el otro tiene que parar lo que le llega y mantener su lugar a cero. Padre e hijo coinciden en esos grandes valores que da el deporte y en otros más importantes que van en el ADN: buena gente.
Los goles de Veloso solo se encuentran en cintas de vídeo VHS y en las imágenes de LA VOZ de Almería porque fueron muchos años de gloria desde sus tiempos de juvenil con Los Molinos de un Pepe Navarro que lo llevaba siempre en su lista como el hombre gol número uno. Su hijo jugó en el Oriente y Los Ángeles antes de volar alto al Atlético de Madrid y ha probado el fútbol profesional.
Portero
La vida y la obra del capitán del Córdoba se puede conseguir fácilmente porque los datos están al alcance de cualquier aficionado pero basta decir que su carrera cambió en la temporada 2010-11 cuando entró en la Academia del Atlético de Madrid. Allí logró la internacionalidad con la Sub-17 y estuvo en la Sub-19 pero no llegó a debutar. Salió por la puerta grande del Atléti en 2018 para firmar por otra gran cantera, la del Real Betis jugando en el filial y siendo convocado por la primera plantilla pero no llegó a debutar en Primera. La temporada 2021-22 el Córdoba le fichaba para buscar el ascenso a LaLiga y lo conseguía la pasada campaña y ahora es el capitán con más de 100 partidos bajo los palos. El equipo de su tierra juega en la misma categoría y competir en el Mediterráneo será muy especial para un almeriense de El Zapillo con el fútbol por las venas. Los números le avalan como uno de los mejores porteros de la Segunda División y a sus 27 años le queda mucha cuerda para seguir creciendo en su club o en un nuevo destino.
Delantero
Antonio Marín Veloso era sevillano de Cazalla de la Sierra y murió muy joven (47años) en Almería. Jugó en las bases del Real Betis y se vino a Almería porque su padre (constructor y promotor) era destinado a nuestra ciudad. Su primer equipo fue el Plus Ultra hasta que Pepe Navarro le echó el ojo y lo puso a marcar goles en la Liga Nacional con Los Molinos. Veloso hizo el fichaje de su vida porque con el preparador almeriense iba de equipo en equipo por Roquetas, Mojácar, El Ejido, Almería… siempre consiguiendo una media de goles que le hacía tener trabajo como ‘9’ sin salir de Almería pese a que hizo sus pinitos por la Tercera División de Murcia y Castilla-La Mancha. Veloso llevaba el gol en la mirada y era un delantero de faena que no paraba de dar tormento a la defensa rival. Sumó muchos ascensos y permanencias memorables con sus goles y hasta el último de sus días su sencillez y cercanía traspasaba los límites de la normalidad.
Carlos Marín puede estar orgullo de su padre: menudo era Veloso de cara a gol.
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