Paquito Morales que estás en el Cielo

Esta no es una historia triste porque la rabia y la impotencia la dejamos aquel sábado 30 de enero de 1993 cuando en la Carretera de Granada un coche lo arrolló por la espalda y lo desplazó más de treinta metros abandonándolo en el asfalto. Ya lo lloramos y lo llevamos en el corazón. Paquito Morales no fue la única víctima de aquel accidente. Sus padres y sus tres hermanos todavía le esperan. Y su hija le hizo abuelo hace poco. Hoy tendría 53 años.

Su padre se refugió en el fútbol y liberaba su mente, pero su madre, Pepa, se fue con él pese a seguir viviendo por sus otros hijos y por su Pepe que tanto lloró a su Paquito. Ellos siguen esperando su regreso como aquel sábado con la bolsa preparada para ir a jugar con el Carboneras, que fue su último club.

Dos años mayor que él, Pepe, como Pedro e Ismael, el menor, siguen dando vueltas a lo que pasó y no entienden el por qué le tuvo que tocar a Paquito.

¿Cómo se entera?

Sonó el teléfono y mi madre lo cogió. Serían las siete y media. Era la Guardia Civil para que subiéramos a Torrecárdenas. Se nos vino el mundo encima.

¿Ha perdonado? 

No se puede vivir con rencor toda la vida. Tengo claro que no olvido, pero que Dios lo perdone.

Cambiemos el paso que lloro, dígame quién era Paquito Morales. 

El tercer hijo de Pepe Morales García y Pepa Morales Casado. Los dos de El Zapillo y padres de cuatro hijos, ahora somos tres.

¿Cómo era Paquito? 

Un buen niño que estudiaba en el colegio San Fernando y que conoció con doce o trece años al amor de su vida, Nani. Era el ‘guaperas’ de la familia. Jugaba bien al fútbol y no pasaba de los bares del barrio con los amigos. No era de discotecas ni de fiestas. Un futbolista al que no le quitabas la pelota y que iba a firmar por el Poli de Segunda B el año que le pasó.

Se casó muy joven ¿no? 

Mira, tenía solo 19 años, ella 20 y vino al mundo Melody en 1990. Pepe y Pepa ya eran abuelos. Se fueron a vivir a casa de sus suegros hasta que le dieran la casa que habían comprado donde estaba el Cine Bahía. Eran una pareja feliz y tenían una vida por delante con su niña. Tan felices los dos.

No sabía que Paquito se le daba bien al Flamenco. 

Le venía de mi madre que de jovencilla ganaba concursos musicales que se hacían en el Boulevard de la Rambla con Los Paquitos y Los del Río de Sevilla, a los que superaba porque cantaba como los ángeles. Paquito siempre alegraba la vida de casa cantando como un sol. No era de misas pero tenía fe y creía en Dios.

Un buen cristiano. 

Si, de los buenos porque sin ser practicante era religioso. Y cuando me preguntan por qué se lo llevó Dios tan pronto entiendo que es como el que entra en un jardín y siempre coge las mejores flores. Con eso queda dicho.

Su madre no lo ha superado y su padre...

Mi madre dejó su cuarto, su ropa, sus cosas como aquel triste 30 de enero. Hasta que murió mi abuela y la incineramos todo estaba igual. Mi padre con el fútbol se desconectaba pero estaba loco con su Paquito y su fichaje por el Poli Almería.

¿Ha vuelto a cantar? 

Nunca. Cerró la boca aquel día y no ha sido la misma pese a que siguió cuidando de sus hijos y de mi padre, pero su mirada no era igual.

Paquito no se ha ido. 

Que lo tengas claro, todos los días de mi vida me acuerdo de él y ahora con su nieto Adrián estamos todos locos de contentos. Va en mi corazón.

¿Nani pudo rehacer su vida o sigue sola? 

Era muy jovencilla cuando le pasó, logró formar una nueva familia y la relación con nosotros es perfecta. Mis padres la quieren como cuando estaba Paquito. Se ha portado siempre bien.

Pepe y Pepa estarán locos. 

Adrián es su biznieto y tiene cosas de Paquito, pero la que es un calco es su madre. Mis padres ven a Melody y están viendo a Paquito.

Dicen que el tiempo lo cura todo. ¿Es verdad?

Lo de mi hermano no tiene cura. Tan guapo, tan bueno, tan noble, tan feliz con su mujer y su hija. Con unos hermanos que lo adoraban. No es verdad, a mí no se me ha curado la herida. Han pasado 30 años y como si fuera ayer. Imagina mis padres que se fueron con él.