ANÁLISIS: El Almería da todo lo que tiene en el Coliseum

El Almería dio todo lo que tenía que dar en Getafe, y pese a ello consumó la décimo cuarta jornada consecutiva sin ganar completando un calvario que pone a prueba a todo el almeriensismo.

Cuando Hernández Hernández, que completó una buena actuación con el importante lunar de no haber descontado el tiempo que se perdió por parte de los locales, decretó el final del partido de Getafe, además de la tristeza propia por haber visto cómo mi equipo volvía a caer ante un rival vulgar, sentí pena por los jugadores que vistieron la elástica rojiblanca y que volvieron a ser deportivamente humillados.

Todos los que sentimos los colores indálicos estamos tristes, los otros contentos, pero me quedó muy claro que los que peor lo están pasando son los profesionales. Sus caras al término de la confrontación eran poemas cargadas de pesadumbre por lo que pudo ser, por lo que ellos buscaron con todas sus fuerzas y no fue.

Tendencia

Desde esta atalaya quisiera mandar un mensaje de aliento a a todos los profesionales porque salvo una o dos excepciones están poniendo lo mejor de ellos mismos para cambiar la tendencia del equipo. Si no consiguen salir de la dinámica perdedora en la que andan inmersos es porque tienen un límite técnico que se lo impide.

El primero que está haciendo una buena labor es Garitano. El profesor está dejándose la piel en cada entrenamiento para inculcar sus ideas y los patrones de juego a sus alumnos; éstos ponen todo su interés por asimilar las enseñanzas, pero su capacidad no les permite superar los exámenes a los que tienen que someterse cada fin de semana.

Pendiente

En numerosas ocasiones me he mostrado especialmente crítico con los entrenadores que han dirigido al Almería, una asignatura pendiente para Mohamed El Assy y su equipo, pero en esta oportunidad pienso que Garitano está trabajando bien. En la estrategia tanto ofensiva como defensiva el Almería transmitió la sensación de estar bien aleccionado, el posicionamiento sobre el terreno de juego es el correcto y el esquema el que corresponde a las cualidades de sus hombres.

Ni al cuadro técnico ni a los futbolistas se les puede echar nada en cara y es por ello por lo que desde estas líneas les mando todo mi apoyo y, estoy seguro de ello, también el de todos los que queremos a nuestro equipo, los otros que sigan ladrando que nos interesan bien poco.

Tranquilidad

Tampoco voy a crucificar a nadie, pero sí le voy a pedir a la dirección deportiva que cambie radicalmente su política de fichajes. Que el equipo necesita una columna vertebral sólida con juga-dores experimentados y solventes para ayudar a crecer a los jóvenes; el Almería no la tiene. Que no tiren en saco roto los conocimientos de Ibán Andrés, un integrante de la dirección deportiva con una trayectoria plagada de éxitos y que conoce el fútbol español como pocos.

Mercado

De cara al mercado de invierno no se deberían buscar grandes inversiones, sino conseguir completar un plantel que mejore el actual y con vistas al futuro ya sea integrando la élite o en Segunda, si finalmente se consuma el descenso, que no debería ser una tragedia sino un paso atrás que sirva para coger impulso para seguir creciendo. En esta situación de extrema necesidad en la que se encuentra el equipo recurrir a fichar jugadores cedidos de conjuntos de mayor nivel o futbolistas destacados en las categorías inferiores podría ser una bendita apuesta para nuestro equipo.

En el fútbol los equipo suelen recoger los frutos que su trabajo merece. En el capítulo económico la directiva rojiblanca ha hecho un gran trabajo consiguiendo acumular un límite salarial impensable para un conjunto modesto como el nuestro. La política de fichajes ha sido un desastre sobre todo en la parcela defensiva, donde no hay ningún central que marque diferencias. En el centro del campo falta un director de orquesta y arriba un ariete de prestaciones similares a las ofrecidas por los que han ido saliendo a cambio de muchos millones de euros.

Finalizo mandando todo mi apoyo y ánimo a la familia rojiblanca, especialmente a los protagonistas que sufren la situación en primera persona, a la incondicional y bendita masa de abonados que no deja ni dejará a los suyos y a los directivos para que recuerden que rectificar es de sabios e incidir en los errores de necios.