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Corría el año 1893. Era abril y después de que en el mes de agosto del año anterior hubieran desarrollado una exposición pictórica en sus salones, el Círculo Literario de Almería decide lanzarse a la organización de una gran ‘Exposición de Arte Moderno Pictórico y Escultórico, Arte Retrospectivo, Plantas y Labores de la Mujer’ para la celebración de la feria que ese año transcurriría entre el 18 y 28 de agosto. Sería la primera gran muestra artística en feria y llegaba con el objetivo de crecer poco a poco hasta ser un verdadero punto de encuentro para las bellas artes almerienses.
Visto con ojos de hoy, llama mucho la atención la amalgama de disciplinas: pintura y escultura en arte moderno; arte retrospectivo, es decir, productos de arte antiguos; flores y plantas; y labores de mujer. Esas labores que componían los bordados o costura que le dieron nombre a la profesión de nuestras madres amas de casa hasta para aquellos que nacimos en los 80: “sus labores”. Menos mal que a día de hoy las labores son las que ellas decidan, pero era exposición del XIX.
En el mes de junio de ese 1893 ya aprobaba la sociedad organizadora las bases para esta exposición anunciando que, para motivar la participación de los artistas, iban a entregarse varios premios por categoría siguiendo el modelo que ya conocían en la organización de su certamen literario.
Nivel provincial
Y es que el objetivo que se marcaba el Círculo Literario para esta primera muestra era reunir a los principales artistas de la provincia de la época. Tanto es así que incluso llegaron a ampliar el plazo para la presentación de los trabajos hasta el 15 de agosto, apenas tres días antes de que arrancara la feria, al requerirse por algunos de los participantes algo más de tiempo para presentar trabajos dignos.
Al igual que pasa en la actualidad, la prensa de la época estaba deseosa de conocer los nombres y trabajos que iban a llenar los salones del Círculo Literario, así que comenzaron una ronda por algunos de los talleres de artistas conocidos que iban a participar.
Hablaba así La Crónica Meridional del 25 de julio con el litógrafo Hilario Navarro de Vera quien explicaba que su intención era exponer “una muestra acabada del procedimiento que se emplea en ese arte exhibiendo varias piedras con grabados litográficos que den idea del trabajo […] desde el primer grabado hasta la terminación de la obra”.
Como era “amigo” también el mismo periódico, el conocido pintor José Díaz Molina también les desvela sus planes para la exposición aunque no se podía contar demasiado para “no quitar interés al acto de inauguración”. A pesar de esto, explican en primicia que iba a presentar varios cuadros, uno de grandes dimensiones que consistía en “un estudio verdaderamente notable de figuras al desnudo”.
A modo de pequeños anticipos, sin duda para despertar la curiosidad del público, La Crónica Meridional también cuenta los trabajos que va a enviar “el Colegio de las religiosas de María, ubicado en la rambla del Obispo Orberá” y los realizados por señoritas apellidadas Godoy, Orozco, Cassinello o Gay para las labores de mujer. Además de adelantar que “D. Mariano Álvares Robles” iba a exponer “la parte superior de un proyectil que estalló en el interior de D. Juan O’Connor, situada en el Malecón, en el bombardeo cantonal del 8 de julio de 1873 por las fragatas Vitoria y Almansa”.
Con la curiosidad de los vecinos en lo más alto llegó el día de la inauguración. Alabó la prensa la exposición pero (siempre hay un pero) le pareció poco ostentosa. Y es el que salón no daba para más y supuso que no reinara “el severo orden y una grata armonía”.
Pero el día clave para el Círculo Literario era el de la entrega de premios. Hicieron coincidir el día 28, el último de feria, los galardones del certamen literario y los de la exposición con lo que el local estaba lleno de “poetas, pintores, novelistas, escultores, autores dramáticos” demostrando que esta sociedad cultural eran los encargados de las llamadas “actividades cultas” de las fiestas.
En ese ambiente ‘cultureta’ tomaba la palabra el presidente de la sociedad, Plácido Langle. De lo que dijo poco puedo reproducir, lo único que recoge la prensa es que “pronunció un brillante discurso”. Pues tendremos que fiarnos del redactor de La Crónica Meridional. Se procedió después a determinar los ganadores tanto del certamen literario como de la exposición. Me centro en esta última.
En la sección pictórica se llevaban el primer premio, 250 pesetas de la época, Antonio Bedmar Iribarne por su cuadro ‘En la playa’ y José Díaz Molina por una obra de una gallina con sus pollos -no triunfó el desnudo-. La sección de escultura quedó desierta “por no haberse presentado trabajo alguno que optara a ellos”. En el apartado de arte retrospectivo se alzaba con el primer premio Nicanor Peralta Vázquez, y ya en lo que se refiere a las labores de mujer la triunfadora fue María Bueno Cordero.
A pesar de que fue una exposición pequeña, centrada en los artistas de la zona y que tenía mucho por mejorar, lo cierto es que aquella de 1893 supuso que el Círculo Literario “pusiese la pica en Flandes” para comenzar un camino que ha permitido que a lo largo de la historia de la feria el arte haya tenido su hueco.
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