Almería ha protagonizado lo que muchos califican como un ‘milagro’, lograr convertirse en la Huerta de Europa a pesar de una disponibilidad de recursos hídricos que, desde siempre, fue su mayor factor limitante. Y lo ha hecho alcanzando la máxima eficiencia en el uso del agua.
Con cantidades sustancialmente más reducidas que cualquier otro sistema de cultivo de los que se desarrollan en el territorio nacional o europeo, obtiene una productividad más elevada que todos ellos, el nivel más alto de ingresos por metro cúbico de entre los modelos de otras zonas y un índice de mano de obra por ese consumo que es, igualmente, el más alto de las agriculturas europeas.
Es el resultado de la generalización de los sistemas localizados de riego, básicamente el riego por goteo, que es utilizado en más del noventa por ciento de las hectáreas cultivadas en la provincia, y prácticamente el cien por ciento en la agricultura bajo plástico. La comparativa con el grupo de provincias del sureste español (Almería, Murcia y Alicante), las de mayor nivel de producción de España en frutas y hortalizas, señala que Almería, con 354 hectómetros cúbicos, es la de menor consumo, seguida de Murcia, que gasta casi el doble (609 hectómetros cúbicos) y la de Alicante que, con sus cultivos de cítricos y frutales, se alarga hasta los 1,343 hectómetros cúbicos, cuatro veces más que el campo almeriense.
Los invernaderos almerienses destacan por su eficiencia en el uso del agua.
Pero esa eficiencia no consiste únicamente en aprovechar el gota a gota para mantener húmeda la tierra, sino que pasa por sistemas de gestión de los regadíos que permiten conocer, mediante sensores y sistemas informáticos, las necesidades de riego de las plantas en cada momento. Con ello se evita el desperdicio de un elemento tan esencial como el agua, la base de cualquier desarrollo agrícola.
Tratándose en los tres casos de las provincias con mayores índices de rentabilidad por hectárea y, en especial, los mayores por metro cúbico de agua consumida, Almería destaca poderosamente por haber aprendido a obtener el rendimiento mas alto con 5,28 euros por metro cúbico consumido; Murcia se queda en casi la mitad con sus 2,52 euros/m3 y Alicante ocupa la tercera posición con 1,96 euros por hectárea, casi tres veces menos que la almeriense.
La gestión sostenible del agua siempre ha sido una prioridad para el campo almeriense.
La historia de Almería ha sido desde tiempos inmemoriales la de la búsqueda de agua y fórmulas para gestionarla sin desperdicio y hoy esa historia sigue vigente. Hace unos días se presentaban los resultados del proyecto de investigación ‘Agricultura de precisión como ventaja competitiva del sector hortofrutícola’, en el que participan Coexphal, Grupo Caparrós, Proyecta Ingenio y Wise Irrisystems, cuyo objetivo es el cálculo y certificación de la huella hídrica. El sistema permite al productor recibir un certificado de esta huella de cada uno de sus productos, un certificado que permite demostrar a los clientes y consumidores el compromiso de los agricultores con la sostenibilidad ambiental, asegurando un uso eficiente del agua en todo el proceso, “un valor fiable y de mucho peso”, según los promotores del sistema.
Quienes opten por certificar la implantación de estas herramientas y metodologías obtendrán, además del certificado de la Huella Hídrica, el certificado H3+ que garantiza que el productor está realizando una gestión excelente de las necesidades de riego.
Es sólo lo último en aparecer en el mercado hortofrutícola, pero las iniciativas encaminadas a la optimización en el uso y gestión de los recursos se han sucedido en los últimos años, desde la creación de una incubadora de empresas de alta tecnología del agua, impulsada por Cajamar Caja Rural, hasta el proyecto de recuperación del acuífero del Campo de Dalías, liderado por los propios regantes de la JCUAPA.