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Gabriel Cruz Ramírez de ocho años de edad murió estrangulado en las primeras horas de su desaparición en Las Hortichuelas (Níjar) la tarde del pasado 27 de febrero.
El informe preliminar elaborado por los forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) de Almería apuntan a la existencia de indicios de una asfixia mecánica.
La data aproximada del fallecimiento coincide con el periodo de la denuncia de su desaparición y abonan la teoría de un crimen perpetrado (casi) inmediatamente, sin un periodo de agonía o custodia previa.
El informe inicial fue entregado en el Juzgado de Instrucción número Cinco de Almería tras una intensa labor de análisis desarrollada en el IML. Los restos mortales del menor de edad llegaron al centro a las cinco de la tarde del domingo en un coche de una funeraria, previo paso por la Comandancia de la Guardia Civil de Almería. En menos de 24 horas, los forenses ya tenían elementos para aportar datos preliminares.
No obstante, la información deberá ser cotejada con las muestras obtenidas y enviadas al laboratorio. Entre ellas se hallan pruebas de ADN para indagar sobre posible contacto del cuerpo con otras personas.
La investigación ha tomado también muestras del lodo que tenía el cadáver de Gabriel Cruz para compararlo con los datos de Criminalística. Este estudio podría arrojar luz sobre un presunto traslado del cuerpo de un lugar a otro dentro de la Comarca de Níjar.
Esto es, los agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil y los expertos de Científica trabajan para verificar si el cuerpo extraído de un aljibe en una finca de Rodalquilar la mañana del pasado domingo puso estar enterrado o escondido en otro lugar del entorno en las primeras horas de la desaparición.
Tanatorio y capilla
No en vano, fuentes de a investigación indican que la finca de Rodalquilar, ubicada cerca de la llamada Rambla de la Soledad, ya fue inspeccionada por los agentes sin resultados positivos.
El cuerpo de Gabriel Cruz salió en un furgón de Tanatorio El Centro a las 15 horas del lunes desde la Ciudad de la Justicia, en cuyo sótano está el IML de Almería. El vehículo abandonó la sede judicial escoltada por agentes de la Policía Nacional y de la Policía Local, entre varias decenas de ciudadanos y periodistas congregados desde mediodía en la calle Padre Méndez de la capital.
El cuerpo fue presuntamente trasladado al tanatorio para su preparación y luego llevado a la capilla ardiente montada en la sede de la Diputación Provincial de Almería. Allí se abrió un periodo inicial para los familiares y allegados y luego se abrió las puertas para la visita de miles de personas que esperaban pacientemente para mostrar sus respetos al pequeño Gabriel Cruz.
La investigación continúa abierta a la espera de la evolución de las muestras recogidas en los puntos estratégicos del suceso, esto es, Las Hortichuelas y Rodalquilar en la Comarca de Níjar y la Puebla de Vícar.
El rastro del menor se perdió sobre las 15.30 horas del martes 27 de febrero cuando se dirigía desde la casa de su abuela a la vivienda de unos tíos. El recorrido era de apenas cien metros.
La familia reparó tarde en la ausencia y denunció sobre las ocho de la tarde de ese día. La Guardia Civil encendió todas las alarmas y comenzó una búsqueda apoyada por policías locales y grupos de emergencias.
Las batidas crecieron paulatinamente y miles de personas llegaron desde todos los puntos de la provincia de Almería para colaborar en el rastreo. Pozos, balsas, ramblas y acantilados se inspeccionaron con apoyo del submarinistas y bomberos.
El descubrimiento cuatro días después de la denuncia de una camiseta interior de Gabriel Cruz (con su ADN) fue determinante. A pesar del enorme despliegue, fue la propia Ana Julia Quezada quien halló la prenda. La zona ya había sido peinado sin resultado. Los agentes pusieron todas las miradas en la mujer, en un complejo seguimiento que acabó con su arresto el domingo.
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