La misión de no entrar en pánico

La madurez que mostró la afición de la UD Almería contra el Cádiz fue espectacular. Solo el murmullo cuando el balón circulaba de manera cansina entre centrales o cuando Ely buscaba a la desesperada el juego directo sin demasiado éxito rompieron el ambiente tranquilo y positivo contra el Cádiz. 

Porque la grada se mantuvo siempre por encima del equipo y quiso transmitir la serenidad y pausa que ni el banquillo ni los propios profesionales conseguían. El 0-1 del Cádiz fue tan inesperado que costó asumir el golpe. No apareció el Almería hasta los últimos diez minutos y gracias al empuje y corazón, porque fútbol ya había poco, Suárez provocó la falta de Mbaye para que Melero rescatara un punto. Sin embargo, como Rubi nunca se queda con el resultado ni en la victoria ni en la derrota, debe convencer al vestuario de que no se puede entrar pánico a la más mínima.

Problema
El propio entrenador nombró en la previa la palabra y el problema que acompaña al Almería desde el verano: inexperiencia. En esta Liga se aprende a marchas forzadas aunque un error aquí acaba en gol. Demasiadas prisas por acercarse a David Gil, precipitación, controles que se van y pases fáciles al limbo.

Esta plantilla tiene sus limitaciones pero si a la más mínima se cae emocionalmente entonces saltan las alarmas. La clasificación no permite florituras, aunque esto no quita poder competir y saltar al campo con descaro. Los Melero, Embarba, Baptistao, Suárez, Ely, futbolistas con esa trayectoria en lo más alto tienen que ser los 'padres' de los más jóvenes, los entrenadores en el campo. Con 45 goles en contra y doce jornadas por celebrarse esa batalla se da por perdida. Las piernas funcionan si la mente está limpia y Rubi dispone de dos semanas para encarrilar de nuevo al vestuario.

Pese a los problemas la permanencia sigue ahí, a tiro de victoria. Esa es la luz. ¿Estará preparado el Almería para tanta tensión?.